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¿Cuándo te quieres morir?
¿ La “libertad” puede permitir al hombre ir al encuentro de la muerte cuando y cómo lo desee?


Por: Lucero Velasc | Fuente: Yo Influyo



¿Cuándo te quieres morir?

La muerte es, sin duda, un tema de gran interés humano. Para algunos es el fin, para otros el principio, otros más la ven como una salida. Pero lo cierto es que cuando se trata de decidir cuándo, cómo y por qué debe o puede “legalmente” solicitar la muerte una persona, la discusión se pone buena y es inagotable.

En Francia, la Asociación del Derecho a Morir con Dignidad, atraviesa por una rebatinga de conceptos tras la renuncia de su vicepresidente y abogado general ,Gilles Antonowicz, por diferencias ideológicas con el presidente de la Asociación Jean-Luc Romero.

Gilles Antonowicz, quien fuera el abogado de Chantal Sébire,* deja esta asociación pues considera que su opinión no encuentra eco en la misma. Se opone a defender el «suicidio asistido» de los que opinan que porque alguien cree que su vida en la vejez ya no tiene sentido, la sociedad los debe ayudar a suicidarse «limpiamente». Para él, las consecuencias y vertientes que pueden derivarse de este pensamiento son muy delicadas.

Lo correcto, opina, sería procurar la eutanasia a enfermos en fase terminal en donde se ha comprobado médicamente una muerte inminente. Tal es el caso de Chantal Sébire, quien en Bélgica hubiera sido merecedora de un «suicidio médico», por tratarse de una enfermedad incurable.

Sin embargo, cita el abogado, en el caso de Mireille Jospin, quien se suicidó en plena salud, por miedo a la vejez, pocos días antes de su cumpleaños número 92, el derecho a un suicidio asistido no tiene sentido y es inaceptable legalizarlo en estos casos.

En una entrevista para el periódico francés, Le Figaro, el ex vicepresidente de la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad, dijo que para él existe una libertad y un derecho de cualquiera a saltar por una ventana; sin embargo, ese derecho no tiene por qué ser reconocido por la sociedad para que se haga limpiamente. De hecho propone, deslindándose de hacerse cargo él mismo, la creación de una asociación por la evolución de la medicina paliativa y la legalización de la eutanasia.

Sin embargo, la medicina paliativa no es lo mismo que la eutanasia, es otro principio. Al rato alguien de esa asociación se daría cuenta que finalmente está de acuerdo con la medicina paliativa y no con la eutanasia, lo que daría origen a otra vertiente de asociación, etc., etc.

Defender el derecho a morir comienza por enfermos terminales, luego por los que no quieren llegar a sufrir una enfermedad terminal, por los que no quieren envejecer, por los que se sienten tristes… Todos podrán llegar a ser argumentos válidos, porque sólo en el corazón de cada hombre y mujer se puede experimentar un sufrimiento tal, al grado de desear la muerte.

Pero los casos particulares, por muchos y dolorosos que sean, no pueden llevarnos a facilitar el suministro socialmente aceptado y legal de la muerte.El verdadero meollo del asunto radica en que a algunos seres humanos les gusta mucho esto de la “libertad”. Una imposición de orden natural como la muerte, que llega sin avisar, resulta en la actualidad un “ataque” contra esa “libertad”, que en estos tiempos ya no quiere ningún límite. Entonces, la “libertad” puede permitir al hombre ir al encuentro de la muerte cuando y cómo lo desee. Pobre Catrina, a ella que le gusta venir a sorprendernos, y ahora la sorprendida es ella.

Lo cierto es que en aras de un torcido concepto de justicia y libertad, se ha perdido el respeto completo por la vida, de principio a fin. Y cuando se pierde el respeto…*Mujer francesa que solicitó mediante una carta al presidente Sarkozy, el derecho a que se le aplicara un suicidio asistido. Sufría de un tumor degenerativo en la fosa nasal. Repentinamente se suicidó.

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