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¿Podemos hablar con los muertos?
Quien quiere hablar con un difunto acaba por escucharse a sí mismo y lo convierte en una psicodependencia


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net



Cada día aumentan los grupos que pretenden comunicarse con el más allá y hablar con los muertos. El espiritismo reviste nuevas caras, no porque de fondo haya variado mucho de lo que era en otras épocas, sino por haber adoptado formas nuevas y peligrosas:

1. Se practica a modo de juego, con ouijas, películas y documentales, así como manuales de brujería y espiritismo que pueden ser adquiridos fácilmente, incluso por niños y adolescentes, casi en cualquier tienda de juguetes, de artículos para regalo o centros de video-renta.

2. Los adelantos en la tecnología ponen al alcance medios para iniciarse en el "conocimiento" de fenómenos místicos y para reproducir de manera sencilla, condiciones que pueden parecer sobrenaturales, como son grabadoras, trucos, magias y el poderoso medio, al alcance de muchos, que son los programas de computadora e internet.

Cuando nació el espiritismo moderno, a mediados del siglo XIX, se sentían los golpes en las paredes. Luego se pasó a los golpes en las mesas. A partir de los años cincuenta, empiezan las grabaciones de voces en cintas magnetofónicas. Ahora tenemos los ordenadores. A medida que cambia la tecnología, cambia el espiritismo. ¿No es justamente esto una demostración de que es una iniciativa del hombre?

Debemos distinguir entre los distintos tipos de causas de un fenómeno: cuando procede de Dios, pertenece al grupo de las causas sobrenaturales (todo aquello que de alguna manera trasciende o rebasa lo puramente natural); si procede del demonio o los ángeles, pretenece al grupo de lo preternatural (aquello que excede y trasciende las fuerzas de alguna naturaleza creada, pero no rebasa la fuerza de la naturaleza creada); y si procede de la imaginación o de alguno de los agentes que constituye el mundo físico exterior de la persona, pertenece entonces al grupo de lo natural (todo lo que le conviene a cualquier ser de acuerdo a su naturaleza). Así, lo que es preternatural para el hombre, es natural para ángeles y demonios.

Médiums y científicos principalmente utilizan, con cierta metodología, tres medios para este tipo de comunicaciones: el poltergeist, el espiritismo y las psicofonías.

Poltergeist o psicokinesis espontánea recurrente: Son los llamados "espíritus ruidosos", que se manifiestan con ruidos misteriosos, olores desagradables, muebles que se desplazan solos, fríos súbitos, voces inexplicables, objetos que aparecen y desaparecen y levitación incontrolada de personas y objetos.

Espiritismo: Se invoca a los espíritus por medio de sesiones, la ouija, el agua, objetos personales y fotografías del difunto, con el fin de establecer algún tipo de comunicación. Las manifestaciones son parecidas a las de la actividad poltergeist, incluyendo apariciones de espectros, voces, mensajes escritos, golpes y llamadas misteriosas.

Psicofonías: Es la grabación de las supuestas voces de los muertos. Estas grabaciones se llevan a cabo en iglesias, casas antiguas y lugares donde ha ocurrido alguna muerte trágica.

Sobre estos temas, el Catecismo de la Iglesia Católica en su número 2116, exponiendo la doctrina católica sobre el primer mandamiento, señala que: "Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone "desvelan" el porvenir (cf. Dt 18,10;Jr 29,8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a mediums encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios."

Por otro lado, normalmente quien quiere hablar con un difunto acaba por escucharse a sí mismo y lo que asombra de estos mensajes es a veces el hecho de que, por lo general, el difunto diga cosas que sólo conocíamos nosotros en lugar de descubrir por medio de él verdades nuevas. Aquí nos damos cuenta de que son experiencias removidas que afloran desde el subconsciente.

Se han postulado muchas teorías para explicar estos fenómenos y parece ser que, entre los que perciben estas manifestaciones, se encuentran personas con historia clínica previa de trauma y stress, neurosis, histeria, copropraxia (deleitarse en el uso del lenguaje obsceno e inapropiado), y ecolalia (repetición de palabras carente de sentido); los desajustes sexuales también son notorios, encontrando altos índices de personas homosexuales y niñas en el paso de la niñez a la adolescencia.

En la mayoría de los casos, las investigaciones llevan a resultados de tipo dudoso, ya que nada es totalmente comprobable, y los efectos que han podido ser medidos y registrados, como es el caso de las psicofonías, pueden deberse a causas naturales, -donde la imaginación se centra en un intenso deseo y lo proyecta mediante la voluntad- y preternaturales.

Para salir al paso de los abusos y aclarar dudas, los obispos de la región de Emilia-Romagna publicaron en el año 2000 una nota pastoral con el título «La Iglesia y el más allá». El documento fue presentado a los medios de comunicación por el cardenal Giacomo Biffi, el coordinador de la edición, monseñor Adriano Caprioli, y el secretario de la Conferencia Episcopal Regional, monseñor Claudio Stagni.

"Es la primera vez que, en un documento de la Iglesia, se definen las formas de evocación de los difuntos como fenómenos relacionados con el subconsciente. Es un hecho importante. Sobre todo porque estas formas hoy están teniendo éxito entre los padres que han perdido a un hijo en circunstancias dramáticas. Poco a poco, se han formado una serie de grupos que usan la comunicación con el más allá como un atajo para responder al dolor". (Armando Pavese)

Los obispos no demonizan el progreso tecnológico pero ante estas circunstancias, bien vale la pena preguntarse si el demonio, como espíritu puro que es y teniendo gobierno sobre las cosas materiales, no tendrá intervención en ellas actuando indirectamente, por permisión de Dios, sobre la voluntad humana, impresionando la imaginación y los sentidos y encontrando terreno fértil en aquellas personas interesadas en los fenómenos paranormales.

Armando Pavese, experto del GRIS (Grupo de Investigación sobre Sectas) y miembro de la Sociedad Italiana de Psicología de la Religión, desde hace treinta años se dedica al estudio del espiritismo y afirma que una persona "que participa en reuniones espiritistas o escucha voces registradas, se carga psicológicamente. Obtiene un beneficio incluso físico. Pero ¿luego? Pasa un poco de tiempo y todo se desvanece. Tiene necesidad de volver continuamente al médium. Se convierte en una psicodependencia, una forma de droga que debe ser alimentada continuamente. La oración y el amor hacia los difuntos, en cambio, salen de nosotros mismos. No necesitan mediums. Claro, no son la respuesta fácil, a golpe de tambor. Pero la fe en la Resurrección se basa en Cristo, no en ciertas pruebas".

También la fe cristiana habla de una comunicación entre vivos y muertos, aunque no se trata de una comunicación directa, sino por mediación de Jesucristo, puesto que: "La oración es cristiana en tanto en cuanto es comunión con Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo." (Catecismo de la Iglesia Católica, 2565) Por tanto, esta comunicación con los difuntos, por virtud de la comunión con los santos y de todo el cuerpo místico de Cristo, se puede vivir de modo auténtico "a través de la oración y la meditación -responde Armando Pavese-. Es el único camino para ir más allá de la psique y llegar a la esfera del espíritu. El recuerdo de las experiencias hermosas y dolorosas vividas hace emerger dentro de nosotros en la oración la comunión que sólo el amor puede crear".




 







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