Existencia de Jesús
Contexto cultural que vivió Jesús.
Por: P. Antonio Rivero, L.C | Fuente: Libro Jesucristo
¿Cuáles eran las instituciones religiosas?
La fe israelita se resumía así: fe en un solo Dios, revelado a los Padres, contenida en las Escrituras; Fe en la elección del pueblo de Israel.
Estas son las instituciones religiosas en tiempo de Jesús:
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Sanedrín: para asuntos religiosos. Senado compuesto por 65 miembros y presidido por el sumo sacerdote. Formado por sacerdotes, ancianos y escribas, con poder para juzgar y castigar a los que cometían faltas en materia religiosa. Para condenar a muerte necesitaba el permiso del representante romano.
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Sinagoga: lugar de reunión de los judíos los sábados para rezar, leer o escuchar la Escritura.
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Templo: es el centro de la vida religiosa nacional. Construido y mantenido con el aporte de los fieles. Allí se celebraban los sacrificios.
¿Qué celebraciones religiosas acontecían?
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El Sábado: empezaba el viernes por la tarde y en él todo trabajo estaba prohibido terminantemente.
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La Pascua: fiesta principal que recuerda la liberación de Egipto.
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Pentecostés: fiesta de la Alianza realizada en el Sinaí entre Dios e Israel.
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Tabernáculos: acción de gracias por las cosechas y frutos.
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Día de la Reconciliación: perdón de los pecados de todo el pueblo.
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Dedicación del templo: aniversario de la dedicación del templo hecha por Judas Macabeo.
Jesús, ¿que relación tenía con estas instituciones sociales, políticas y religiosas?
Podemos decir lo siguiente: Jesús era de nacimiento judío. Pertenecía a la clase media baja, por su oficio de artesano. Vivía en una provincia, Galilea. No era de familia sacerdotal. No se manifiesta en él ninguna opción política ni a favor ni en contra de Roma. Habla y se relaciona con hombres de todas las clases sociales: sacerdotes, fariseos, saduceos, pobres, publicanos, prostitutas, enfermos, pescadores, soldados romanos, etc. Desde luego no era esclavo ni mendigo ni jornalero.
CONCLUSIÓN: Que Cristo existió realmente pertenece a la doctrina de la fe, como también pertenece a la fe que Cristo murió realmente por nosotros y que resucitó al tercer día. Ahora bien, la fe en Cristo no es la creencia en un ser atemporal del que hayamos tenido noticia por una experiencia mística, ni, menos aún, es la creencia en un mito o en un símbolo. Nuestra fe en Cristo es fe en una Persona -el Hijo eterno del Padre- que, en un momento preciso de nuestra historia, "se encarnó por obra del Espíritu Santo de María Virgen, y se hizo hombre..." (Concilio I de Constantinopla, a. 381, Symbolum (DS 150).
Es, pues, fe en un hombre singular y concreto. Es más, la existencia de Jesús es también un hecho probado por la ciencia histórica, sobre todo, mediante el análisis del Nuevo Testamento cuyo valor histórico está fuera de duda. Cabe también mencionar algunos testimonios antiguos no cristianos sobre la existencia de Jesús, como ya vimos en este capítulo. En el siguiente capítulo ahondaremos más en esto.