Jesús como Hombre
Jesucristo, hombre de oración.
Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net
Vida de oración
En el Evangelio aparece mucha acción, pero es mayor aún la oración de Jesús. "De madrugada, todavía muy oscuro, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, y allí oraba" (Mc). Ésta va a ser una constante de la vida de Jesús: su vida de oración. Jesús goza de la oración continua. Ve al Padre cara a cara. Sabe que es mirado por Dios, que es el Amado. Pero necesita tener recogimiento exterior. Es cierto que la acción va a ser importante en su vida, especialmente en estos momentos; pero, ahora, quiere retirarse a solas para hablar con el Padre, para expresar sus reacciones sobre lo que está pasando en el libre juego de las libertades de los hombres. Da gracias por los beneficios continuos que descienden desde el cielo; pide por todos, pide por lo que le piden. Y necesita hablar a solas, no quiere que nada le distraiga, aunque siempre viva en presencia del Padre, busca la noche; no dice dónde va, le roba horas al descanso, porque lo que en realidad le descansa es la contemplación de la luz del Padre; adherirse a su voluntad y sus deseos. Y reza con intensidad.
Todos le buscan
Los discípulos le buscan; no saben dónde está: aún no conocen sus costumbres. Hasta que "salió a buscarle Simón y los que estaban con Él; y, cuando lo encontraron, le dijeron: Todos te buscan". El clamor general, es que quieren verle, oírle, pedirle cosas, verificar con sus propios ojos si es cierto lo que otros les han referido. Quieren llevarle sus problemas, sus dolores. Por eso le buscan. Jesús les atiende con fuerza, extraída en gran parte de la intimidad con el Padre: "Y les dijo: Vayamos a otra parte, a las aldeas próximas, para que predique también allí, pues para esto he venido". Este es fruto de su oración: la sobreabundancia de su vida íntima; llegar a todos. Corre prisa difundir el mensaje. No se puede esperar. Empecemos por lo próximo. Vayamos. "Y pasó por toda Galilea predicando en sus sinagogas y expulsando a los demonios" (Mc). Los hechos de los primeros meses se van a repetir en cada pueblo, en cada lugar; nadie podrá decir que no ha tenido oportunidad de enterarse. Era el comienzo del verano del primer año de la vida pública de Jesús. Además de en Galilea Jesús hace viajes cortos a Judea, "E iba predicando por las sinagogas de Judea" (Lc).
Es muy posible que la fiesta de Pentecostés la celebrase en Jerusalén. De hecho, "se extendía su fama cada vez más, y concurrían numerosas muchedumbres para oírle y para ser curados de sus enfermedades. Pero Él se retiraba a lugares solitarios y hacía oración" (Lc). El Señor cuida mucho que llegue su luz a Jerusalén, especialmente con la curación del leproso, aunque al mismo tiempo actúa con discreción.
Texto tomado del libro Vida de Cristo con permiso del autor P. Enrique Cases