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Laudes y Vísperas

Martes. Cuarta Semana del Salterio
Laudes y Vísperas


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net



Martes IV

LAUDES

Oración de la mañana

SALUDO INICIAL
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant Al Señor, al Dios grande, venid, adorémosle.

Salmo 94
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras."

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO
Estate. Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía,
si tu vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la imortal que tú das,
sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén

SALMODIA
Ant. 1. Para ti es mi música, Señor, voy a explicar el camino perfecto.

Salmo 100
Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, señor,
voy a explicar el camino perfecto.
¿Cuándo vendrás a mí?

Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.

Aborrezco al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.

Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar,
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.

Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá.

No habitará en mi casa
quien comete fraudes;
el que dice mentiras
no durará en mi presencia.

Cada mañana haré callar
a los hombres malvados,
para excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.

Ant. 1. Para ti es mi música, Señor, voy a explicar el camino perfecto.

Ant. 2. No nos desampares, Señor, para siempre.

Cántico
Dn. 3, 26-27.29, 34-41
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
digno de alabanza y glorioso es tu nombre.

Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y todas tus obras son verdad,
y rectos tus caminos,
justos todos tus juicios.

Hemos pecado y cometido iniquidad apartándonos de ti,
y en todo hemos delinquido.
Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia.

Por Abraham, tu amigo,
por Isaac, tu siervo,
por Israel, tu consagrado,
a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.

Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra causa de nuestros pecados.

En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.

Por eso, acepta nuestro corazón contrito,
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados;

que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confía
no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro.

Ant. 2. No nos desampares, Señor, para siempre.

Ant. 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.

Salmo 143, 1-10
Bendito el señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende,
toca los montes, y echarán humo,
fulmina el rayo y dispérsalos,
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba;
defiéndeme,
líbrame de las aguas caudalosas,
de las manos de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Ant. 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.

LECTURA BÍBLICA

(Is. 55,1)
Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar; vine y leche de balde.

RESPONSORIO BREVE
V. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.

V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
R. Espero en tu palabra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.
Cántico a Zacarías

PRECES
Dios nos otorga el gozo de poder alabarlo en este comienzo del día, reavivando con ello nuestra esperanza. Invoquémosle, pues, diciendo:

Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.

Dios y Padre de nuestro Salvador Jesucristo, te damos gracias porque, por mediación de tu Hijo, nos has dado el conocimiento y la inmortalidad.

Danos, Señor, un corazón humilde para que vivamos sujetos unos a otros en el temor de Cristo.

Infunde tu Espíritu en nosotros, tus siervos, para que nuestro amor fraterno sea sin fingimiento.

Tú que has dispuesto que el hombre dominara el mundo con su esfuerzo, haz que nuestro trabajo te glorifique y santifique a nuestros hermanos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Ya que Dios nos muestra siempre su amor de Padre, velando amorosamente por nosotros, nos atrevemos a decir: Padre nuestro...

ORACION
Aumenta, Señor, nuestra fe para que esta alabanza que brota de nuestro corazón vaya siempre acompañada de frutos de vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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VÍSPERAS

Oración de la tarde

SALUDO INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO
Tú que eres Cristo, el esplendor y el día,
y de la noche ahuyentas las tinieblas,
Luz de Luz que a tus fieles
cual luz te manifiestas,

te pedimos, Señor, humildemente
esta noche que estés de centinela,
en ti hallemos reposo
y la paz nos concedas.

Si se entregan al sueño nuestro ojos,
en ti vigile el corazón alerta,
y rogamos tus hijos,
Señor, que nos protejas.

Defensor nuestro, míranos, rechaza
al enemigo cruel que nos acecha
y, a quienes redimiste
con tu sangre, gobierna.

A ti Cristo, Señor del universo,
y a ti Padre, alabanza dondequiera,
y al Amor, por los siglos
loores. Amén.

SALMODIA
Ant. 1. Si me olvido de ti Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Salmo 136,1-6
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, divertirlos:
"Cantadnos un cantar de Sión."

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Ant. 1. Si me olvido de ti Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Ant. 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Salmo 137
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia ti santuario,
daré gracias a tu nombre;

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo; Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Ant. 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Ant. 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.


Cántico
Ap. 4, 11; 5,9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Dignos es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Ant. 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA BÍBLICA
(Col 3, 16)
Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad, a Dios, dadle gracias de todo corazón, con salmos, himno y cánticos inspirados.

RESPONSORIO BREVE
V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es Santo.
Cántico de la Santísima Virgen María

PRECES
Invoquemos a Cristo, que da la fuerza y poder a su pueblo, diciendo:

Señor, escúchanos.

 



Cristo, fortaleza nuestra, concede a todos tus fieles, a quienes has llamado a la luz de tu verdad, que tengan siempre fidelidad y constancia.

Haz, Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan conforme a tu querer, y que sus decisiones vayan encaminadas a la consecución de la paz.

Tú que con cinco panes saciaste a la multitud, enséñanos a socorrer con nuestros bienes a los hambrientos.

Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no cuiden sólo del bienestar de su nación, sino que piensen también en los otros pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Cuando vengas en tu día a ser glorificado en los santos, da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz.

Todos juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús, y oremos al Padre diciendo: Padre nuestro...

ORACION
Puestos en oración ante ti Señor, imploramos tu clemencia y te pedimos que nuestras palabras concuerden siempre con los sentimientos de nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN
V. EL Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




 

 



 



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