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Laudes y Vísperas

Lunes. Primera Semana del Salterio
Laudes y Vísperas


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net



LAUDES

Por la mañana

SALUDO INICIAL
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.

Salmo 94
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras."

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO
Dejado ya el descanso de la noche,
despierto en la alegría de tu amor,
concédeme tu luz que me ilumine
como ilumina el sol.

No sé lo que será del nuevo día
que entre luces y sombras viviré,
pero sé que, si tú vienes conmingo,
no fallará mi fe.

Tal vez me esperen horas de desierto
amargas y sedientas, mas yo sé
que, si vienes conmigo de camino,
jamás yo tendré sed.

Concédeme vivir esta jornada
en paz con mis hermanos y mi Dios,
al sentarnos los dos para la cena,
párteme el pan Señor.

Recibe, Padre santo, nuestro ruego,
acoge por tu Hijo la oración
que fluye del Espíritu en el alma
que sabe de tu amor. Amén.

SALMODIA
Ant. 1 A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.

Salmo 5
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso a mis gritos de auxilios,
rey mío y Dios mío.

A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás, mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.

Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.

Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.

En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto, mientras halagan con la lengua.

Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.

Por que tu, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.

Ant. 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.

Ant. 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.

Cántico
1° Cor.29,10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestros padre Israel,
por los siglos de los siglos.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.

De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.

Por eso, Dios nuestro, nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.

Ant. 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.

Ant. 3. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

Salmo 28
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros de Líbano.

Hace brincar al Líbano como un novillo,
al Sarión como una cría de búfalo.

La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz de Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.

La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!

El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.

Ant. 3. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

LECTURA BREVE
(2° Ts. 3,10-13)
Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A éstos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan. Vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.

RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.

V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.

V. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico a Zacarías

PRECES
Proclamemos la grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu Santo, y acudamos a él diciendo:

Concédenos, Señor, tu Espíritu.

Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia, para que, al llegar a la noche, podamos alabarte con gozo y limpios de pecado.

Que baje hoy a nosotros tu bondad, y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Muéstranos tu rostro propicio y danos tu paz, para que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos protege.



Mira con bondad a cuantos se han encomendado a nuestras oraciones y enriquécelos con toda clase de bienes.

Se pueden añadir algunas intenciones libres. Terminemos nuestra oración con la plegaria que Cristo nos enseñó: Padre Nuestro...

ORACION
Tu gracia, Señor, inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe; para que todo nuestro trabajo brote de ti, como de su fuente, y tienda a ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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VISPERAS

SALUDO INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO
Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz, que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva,
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Haz que mi pie vaya ligero.
Da de tu pan y de tu vaso
al que te sigue, paso a paso,
por lo más duro del sendero.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo.
¡Tantos me dicen que estás muerto!
Y entre la sombra y el desierto
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

SALMODIA
Ant.1. El Señor se complace en los justos

Salmo 10
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
"Escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuándo faltan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?"

Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.

El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia, él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.

Porque el Señor es justo y ama la justicia: los buenos verán su rostro.


Ant. 1. El Señor se complace en los justos.

Ant. 2. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios"

Salmo 14
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Ant. 2. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Ant. 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.

Cántico
Ef. 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en persona de Cristo por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Ant. 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus Hijos.

LECTURA BREVE
(Col. 1, 9b-11)
LLegad a la plenitud en el conocimiento de la voluntad de Dios, con toda sabiduría e inteligencia espiritual. Así caminaréis según el Señor se merece y le agradaréis enteramente, dando fruto en toda clase de obras buenas y creciendo en el conocimiento de Dios. Fortalecidos en toda fortaleza, según el poder de su gloria, podréis resistir y perseverar en todo con alegría.

RESPONSORIO BREVE
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.

V. Yo dije: "Señor, ten misericordia".
R. Porque he pecado contra ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.

CÁNTICO EVANGELICO
Ant.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.

Cántico de la Santísima Virgen María

PRECES
Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que recordando siempre su santa alianza, no cesa de bendecirnos, y digámosle con ánimo confiado:

Favorece a tu pueblo Señor.

Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad

Congrega en la unidad a todos los cristianos, para que el mundo crea en Cristo, tu enviado.

Derrama tu gracia sobre nuestros familiares y amigos, que encuentren en tí, Señor, su verdadera felicidad.

Muestra tu amor a los agonizantes, que puedan contemplar tu salvación.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Ten piedad de los que han muerto y acógelos en el descanso de Cristo.

Terminemos nuestra oración con las palabras que nos enseñó Cristo: Padre nuestro...

ORACION
Nuestro humilde servicio, Señor, proclame tu grandeza, y ya que por nuestra salvación te dignaste mirar la humillación de la Virgen María, te rogamos nos enaltezcas llevándonos a la plenitud de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, Tu hijo.

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




 



 

 



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