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Cine

Deep blue
Una de las maravillas del documental es ofrecernos la visión de lo que desconocemos a simple vista. Nuestra imaginación puede volar hasta límites increíbles. Sin embargo, cuando otros han hecho la proeza de estar en el mar a 5000 metros de profundidad...


Por: Felipe Santos | Fuente: www.buzoncatolico.com




Dirección: Andy Byatt, Alastair Fothergill. Música: George Fenton

Una de las maravillas del documental es ofrecernos la visión de lo que desconocemos a simple vista. Nuestra imaginación puede volar hasta límites increíbles. Sin embargo, cuando otros han hecho la proeza de estar en el mar a 5000 metros de profundidad, la imaginación se sublima aún más al contemplar tantas y tantas maravillas que jamás vio el ojo humano.

La película ha sido todo un acierto por parte de los productores de “Planeta Azul”. Llevada a la gran pantalla la serie que hiciera la BBC británica, la belleza de los mares recobra nuevo valor para los espectadores. Estos se quedan admirados ante la inmensa vida que habita en las aguas de los océanos y mares.

No importa que se ruede en los fríos lugares de las aguas del Polo o en las cálidas de las riberas costeras. Todo constituye una sinfonía de vida que recrea admirablemente no sólo las 20 cámaras empleadas en el rodaje, sino también- y muy a tener en cuenta-, la hermosa, cálida y relajante banda sonora que, por sí sólo, constituye ya un goce para los sentidos, sobre todo para el oído.

Esta perfecta sincronización entre las lindas imágenes de muchas y variadas clases de peces- desde los pequeños hasta los monstruosos- recrean la mirada, sosiegan el espíritu ante tal magnitud de recóndita belleza oculta en las limpias aguas de los mares.

Merecen los cámaras un aplauso cerrado y prolongado por su exhaustivo trabajo de filmación de tantos y tantos detalles con los que obsequian a los espectadores.

Cuando la pantalla se inunda de luz- en perfecta sinfonía con el azul marino-, uno percibe la grandeza del género documental, no muy empleado en la actualidad en cl cine como se hacía en sus orígenes.

Los ojos de las cámaras escrutan todos los mares, sus diversidad, su temperatura, sus habitantes aterradores unos y enternecedores otros.

Este documental habría que definirlo con una sola palabra: seductor. Sí, porque cada angulación, cada plano y cada escena reflejan la vida de los peces variados y numerosos con un colorido que extasía la mirada.

La voz en off va ayudando a comprender mejor lo que las cámaras van captando en cada instante. Todo está realizado con tal precisión que llama la atención la agilidad de un montaje bien hecho. Han cortado mucho metraje para dejar la hora y media escasa pero suficiente para que el ritmo no se pierda y la viveza de las imágenes impacten la mirada de un modo sensacional.

Otra buena película para padres e hijos ante estas fiestas de Navidad que se aproximan. Ha merecido la pena la visión de este film singular porque, en verdad, tiene y refleja imágenes únicas que superan incluso a la imaginación.







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