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Drogas blandas, terapéuticas, y duras
Hay que rechazar la distinción legal entre drogas "blandas" y "duras", porque, aparte de las discutibles razones farmacológicas, no tiene presente que lo importante es la cantidad consumida


Por: Comitéindependiente antisida | Fuente: Comitéindependiente antisida




Entre los colectivos que apoyan la legalización de las drogas, suelen estar, lógicamente los adictos a ellas. Para los que el tema no les afecta, y opinan en pro de la legalización, el principal argumento suele ser que así se acabaría el enriquecimiento de traficantes. A esta conclusión se llega con unas dosis de rabia, impotencia e ignorancia, pero también a veces, con dosis de envidia de ver cómo se hacen de fácil algunas fortunas.

Existen razones de experiencia para oponerse a la legalización de las drogas, pues no ha resuelto los problemas, sino que los ha agravado en los países donde se ha experimentado. El problema no está en la droga, sino en la enfermedad de valores de una sociedad que lleva a la droga. Con la legalización, no sería sólo el producto lo que se legalizara, sino que se convalidan las razones que llevan a consumirla. La droga, ya sea comprada ilegalmente o distribuida por el Estado, es siempre destructora del hombre.

Hay que rechazar la distinción legal entre drogas "blandas" y "duras", porque, aparte de las discutibles razones farmacológicas, no tiene presente que lo importante es la cantidad consumida, el modo, y las posibles asociaciones de productos. Esta distinción olvida también que el consumo de estas sustancias favorecen el aislamiento, la dependencia y el paso a drogas cada vez más fuertes.

Dos estudios científicos publicados en la revista "Science", en Junio de 1997, demostraban que el consumo prolongado de drogas presuntamente "blandas" como el hachís y la marihuana preparan químicamente al cerebro para la adicción a drogas letales como la heroína o la cocaína. La ciencia desmonta la falsedad de la mortal propaganda que pretendía que los derivados del "cannabis", no creaban adicción. La crean, producen síndrome de abstinencia y, además de otros males como el denominado "letargo mental", conducen suavemente a la destrucción. La ciencia destruye la "buena prensa progresista" del "porro", la irresponsable mentira que lleva a tantos adolescentes al horror. No hay, pues, drogas blandas.

El hachís no aumenta la inteligencia, no alimenta la creatividad, no favorece las relaciones interpersonales, ni solventa los conflictos psíquicos. Por lo tanto, su supuesto papel socializador sólo es un mito que algunos ensayistas ajenos a la realidad han propagado más por posicionamientos personales que con bases objetivas. El hachís posee más de setenta principios activos diferentes, de los que sólo uno tiene discretos efectos analgésicos, antináuseas, y antiglauconomatosos, problemas que se solventan con más eficacia, rapidez y seguridad con productos del mercado farmacéutico. Por lo tanto, no existe el "porro terapéutico". El uso del hachís altera las facultades psíquicas por su capacidad alucinógena, precipita enfermedades mentales latentes en personas susceptibles y da alas para probar otras drogas de abuso al disminuir el miedo natural del individuo y aumentar su vulnerabilidad y sugestionabilidad ante las mismas.

En Gran Bretaña se dio a conocer un estudio sobre la droga que analizó los daños que ocasionan las anfetaminas. Según el artículo, esa clase de droga pueden causar daño al cerebro, e incluso epilepsia, tumores y derrames cerebrales. Las anfetaminas pueden alterar el equilibrio químico del cerebro posiblemente de manera permanente. Esas conclusiones provienen del estudio publicado con detalle en una revista especializada. Los investigadores examinaron el equilibrio químico del cerebro de un grupo de personas con buena salud y de otras que usaban anfetaminas pero que habían dejado de tomarlas por un período de dos semanas a 21 meses antes del estudio. Se hallaron en los adictos niveles reducidos de una sustancia (n-acetyl-aspartate), algo que también ocurre en muchas enfermedades del cerebro.

Con respecto a la desgraciada tendencia hacia la legalización del cannabis para usos "terapéuticos", la Junta de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) publicó un informe el 23 de Febrero de 1999 subrayando lo dañino de estas drogas, lo dañino de las leyes que las consientan y lo dañino de la publicidad y venta que se hace en Internet. Este organismo de la ONU que vigila la producción y uso de drogas alerta de que el consumo durante el último año en el mundo asciende el éxtasis en Europa Oriental (Rusia). Aumentan los combinados de drogas (en Estados Unidos) lo que se llama speedballing, una mezcla de heroína y cocaína. En América Central es el crack la segunda droga más utilizada. Pero lo peor, dice el JIFE es el aumento de la aceptación social de la droga, y dice que los gobiernos deben transmitir mensajes claros de "no" rotundo a las drogas.

Otras opiniones contra la droga son las del IV Congreso Europeo sobre Política de Drogas celebrado en Marbella en Febrero de 1999. Quinientos científicos de todo el mundo pedían cautela a la hora de administrar drogas de forma terapéutica. Los debates se centraron en cómo introducir cambios en las distintas políticas nacionales para prevenir las drogas. Se trata de generar una reflexión internacional y dar paso a un «espíritu crítico» sobre esta lacra social.







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