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México está de fiesta
La Guadalupana tiene un mensaje para ti, mexicano y mexicana: un mensaje de vida


Por: Yo Influyo | Fuente: Yo Influyo



El 10 de diciembre celebramos el Día de los Derechos Humanos, y el 12 de diciembre conmemoraremos a nuestra morenita de Guadalupe, la “niñita”, la “doncella del Tepeyac” que hoy, especialmente, viene a traernos un mensaje. Sí, a ti, México de sus amores; a ti, “México siempre fiel”; hoy te habla con más fuerza que nunca.

Hoy, cuando la vida es fuertemente atacada so pretexto de derechos humanos –los nuevos “derechos reproductivos” de las mujeres–, la Guadalupana tiene un mensaje para ti, mexicano y mexicana: un mensaje de vida.

No es coincidencia que ella apareciera encinta: una virgen madre, de rasgos indígenas e inmensamente humanos. Ella sabía que día vendría en que la maternidad sería vista como algo no deseado, más que como un don; como un estorbo, más que como un camino a la plenitud… Y nos quiso dar ejemplo.

Juan Pablo II nos enseñó que, ante la actual cultura de la muerte, encontramos esperanza en la Virgen de Guadalupe, la gran abogada y defensora de la vida humana… ¡La gran abogada y defensora de los derechos humanos!... La gran abogada y defensora de sus hijos: “No temas, ¿qué no estoy yo aquí que soy tu madre?”.

La cuarta visita de Juan Pablo II a México coincidió con el 26 aniversario de la legalización del aborto en Estados Unidos, poniéndose así de relieve la gran necesidad de ir a las conciencias de los seres humanos, que en un momento hemos olvidado que todos tenemos el derecho a vivir y a que se respete nuestra dignidad, desde el momento en el que la ciencia ha probado que existimos, es decir desde ese momento en que dos células humanas juntas forman un nuevo ser, que no hay duda que es un ser humano.

Juan Pablo II consagró, no solamente a México, sino a toda América, al amparo de nuestra “doncella”: "Confiamos a Santa María de Guadalupe, Patrona de México y de todo  el continente, el destino de los pueblos americanos y de su nueva evangelización”. Ya antes de él, Pío X la había proclamado “Patrona de toda América Latina”; Pío XI, “de todas las Américas”; Pío XII la llamó “Emperatriz de las Américas”; y Juan XXIII, “La misionera celeste del Nuevo Mundo” y “la Madre de las Américas”.

Hoy, más que nunca, frente a lo que está sucediendo en México y en el mundo –los ataques a la vida; en consecuencia la desestabilidad social, política y económica; la división y la discordia– nos tiende ella su mano misericordiosa y nos invita a refugiarnos en su regazo, todos juntos, todos unidos. Porque una cosa cierta hay: la Virgen de Guadalupe es la única madre que unifica a este país “de huérfanos”; en su templo, no importa si eres rico o pobre, blanco o moreno, alto o bajo, todos pasamos por igual frente a ella, hombro con hombro, en igualdad de circunstancias… Todos la amamos, y ella nos ama a todos. Eso es lo único que importa.

Mexicano, ella eligió quedarse en esta tierra. Ella te eligió a ti como su hijo, y te defendió, y te ha defendido a capa y espada. Si ella, tu Madre, te ha dado el ejemplo de Amor, ¿serás capaz de alejarte de Su Amor? Y tú, ¿le vas a dar la espalda a tus hijos?, ¿vas a permitir que tus hijos, hermanos, sobrinos, nietos, sigan siendo víctimas del aborto y de todas aquellas cosas que degradan su dignidad?

Tenemos mucho que celebrar, pero tenemos que asegurarnos de que, en el futuro, seguiremos teniendo mucho que celebrar. Tu “morenita” te abre los brazos siempre, si quieres refugiarte en su regazo… en ese regazo que guarda a un bebé, un ser humano, como tú…

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