Preguntas frecuentes acerca de la Confirmación
Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net
Hoy en día vivimos en un mundo en que hace falta gente comprometida. Muchos creemos en Dios y tenemos fe, pero vivimos como si no la tuviéramos. No damos testimonio de Cristo. Este testimonio debe ser no sólo de palabra sino de obras.
Para convencer, hay que ser cristianos convencidos y aprovechar la ayuda del Espíritu Santo.
Esa ayuda la recibimos en el Sacramento de la Confirmación, una acción especial del Espíritu Santo, por el cual una persona que ha sido bautizada, recibe el regalo de la tercera persona de la Santísima Trinidad.
Aunque en el Bautismo se recibe el Espíritu Santo y en todos los sacramentos actúa de una u otra manera, por el Sacramento de la Confirmación se reciben en plenitud sus dones.
La Confirmación es el Sacramento del Espíritu Santo.
El Bautismo se nos da para lograr la salvación personal, pero la Confirmación busca también un compromiso del cristiano que es enviado a una misión especial y con una gran responsabilidad de defender la fe, llevarla a los demás a través del apostolado y ser testigo de Jesucristo con la palabra y el ejemplo.
La Confirmación fortalece en nosotros las virtudes de la fe, esperanza y caridad, así como los siete dones del Espíritu Santo. Estos dones fortalecidos nos ayudan para cumplir nuestra responsabilidad de apóstoles y defensores de la fe.
¿Qué pasa cuando recibimos el Sacramento de la Confirmación?
Al recibir la Confirmación nos convertimos en verdaderos soldados de Cristo, siempre dispuestos a luchar de palabra y obra por nuestra fe.
¿Cuándo instituyó Cristo este sacramento?
De acuerdo al mandato de Jesús, los apóstoles bautizaban a las personas que aceptaban la fe y después la confirmaban.
¿Qué efectos tiene en nosotros la Confirmación?
Al recibir este sacramento:
- Recibimos la fuerza del Espíritu Santo para comprometernos mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con nuestras palabras y acciones.
- Se fortalecen en nosotros los regalos de la fe, las esperanza y la caridad, así como los dones del Espíritu Santo que recibimos el día de nuestro bautizo. Estos regalos fortalecidos nos ayudarán a difundir y defender nuestra fe como auténticos soldados de Cristo.
- Nos unimos más íntimamente a Cristo y a la Iglesia.
- Se completa nuestra condición de hijos de Dios, ya que perfecciona la gracia que recibimos en el Bautismo.
- Recibimos un sello del Espíritu Santo que impone sobre nosotros un carácter. Esta es la razón de por qué se recibe una sola vez en la vida.
¿Quién puede recibir la confirmación?
Toda persona que haya sido bautizada puede y debe recibir la Confirmación. Para recibir la Confirmación, hay que estar en estado de gracia (confesado), tener la intención de recibir el sacramento y prepararse para cumplir con el compromiso que éste implica.
También, se recomienda buscar la ayuda espiritual de un padrino(a) que nos guíe en el compromiso.
¿Quién administra el Sacramento de la Confirmación?
Los obispos son los sucesores de los apóstoles que estuvieron presentes el día de Pentecostés. Por lo tanto, es el obispo el ministro de la confirmación.
En una situación especial, el obispo puede autorizar a un sacerdote a administrar el Sacramento.
¿Qué se utiliza?
El obispo extiende sus manos sobre el confirmado como símbolo del don del Espíritu Santo a quien invoca para que descienda sobre el cristiano.
Después, el obispo unge la frente con el santo crisma, que es aceite de oliva perfumado bendecido por el obispo el jueves santo. Este es un signo de consagración que simboliza el sello del Espíritu Santo que marca la pertenencia total a Cristo, a cuyo servicio quedamos desde ese momento y para siempre.
La imposición de las manos y la unción con el crisma constituyen la materia del Sacramento de la Confirmación.
¿Qué palabras se repiten?
En el Antiguo Testamento, a los reyes o guerreros que tenían una misión especial, se les ungía con aceite para darles la fuerza que necesitaban para cumplir su misión.
En el Sacramento de la Confirmación, durante la unción, el obispo repite la forma del sacramento: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo".
¿Por qué se dice que el Espíritu Santo es nuestro aliado?
Porque es el que nos va a ayudar a llevar a cabo nuestra misión como hijos de Dios. Pero el Espíritu Santo no podrá actuar ni transformarnos como lo hizo con los apóstoles si nosotros no se lo permitimos.
Al recibir este Sacramento recibimos la gracia y la fuerza necesaria para responder como auténticos hijos de Dios y testigos de Cristo. Depende de nosotros aprovechar esa gracia tomando conciencia de los dones que recibimos y los compromisos que adquirimos.
Así como los discípulos recibieron al Espíritu Santo en Pentecostés y salieron a proclamar la buena Noticia de Jesús, los confirmados reciben el Espíritu Santo para poder testimoniar, difundir y defender la fe por medio de la palabra y de las obras, como auténticos testigos de Cristo.
La ceremonia del Sacramento de la Confirmación es muy sencilla, pero el valor que tiene es muy grande. Cuando el Espíritu Santo descendió el día de Pentecostés, encontró un grupo de apóstoles débiles, que no sabían cómo cumplir con la misión que Jesús les había encomendado de llevar el Evangelio a todo el mundo y bautizar a todas las naciones, pero su acción logró una transformación total e inmediata. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que tan sólo ese día se bautizaron más de tres mil personas.
¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo?
Los dones del Espíritu Santo son siete y son regalos especiales que nos ha hecho Dios para comprender las cosas divinas y cumplir mejor su voluntad.
Estos son:
1. Santo Temor de Dios: Este don es un santo temor de ofender a Dios porque es nuestro Padre que nos ama y nosotros también lo amamos. Este don brinda a nuestra alma la docilidad para apartarnos del pecado por temor de ofender a Dios que es el supremos bien.
2. Piedad: Este don es un gran regalo que Dios brinda a nuestra alma. Gracias a él, podemos amar a Dios como Padre y a todos los hombres como verdaderos hermanos.
3. Ciencia: Por medio de este don, nuestra inteligencia puede juzgar recta y sobrenaturalmente las cosas creadas de acuerdo a un fin sobrenatural. Podemos ver la mano de Dios en la Creación.
4. Sabiduría:Es el don de los grandes santos, es el más excelente de todos los dones, ya que nos permite entender, saborear y vivir las cosas divinas.
5. Fortaleza: Este don fortalece el alma para vivir heroícamente las virtudes, brindándonos una invencible confianza para superar los peligros o dificultades con los que nos encontremos en la lucha contra el pecado, en nuestro camino al Cielo y en la búsqueda de la santidad.
6. Consejo: Este don nos permite intuir rectamente lo que debemos hacer o dejar de hacer en una circunstancia determinada de nuestra vida.
7. Entendimiento: Este don permite entender las verdades reveladas por Dios y las verdades naturales comprendiéndolas a la luz de la salvación.
Algunas personas podrán decirte que eso del Espíritu Santo es "puro cuento". Recuerda que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad y si nosotros se lo permitimos actúa en nosotros y puede hacer maravillas. Lo único que tenemos que hacer es abrir nuestro corazón para dejarlo actuar.
Y si queremos ser verdaderos testigos de Cristo, no dejemos que nuestros hijos dejen de recibir el Sacramento de la Confirmación, que los transforma en soldados defensores de la fe católica