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Defender la familia en todo momento
Es preciso redescubrir el ser, la verdad y el bien; es decir, urge de modo imperioso una antropología y una metafísica de lo trascendente donde los valores cristianos se revelen como fruto de la naturaleza y de la necesidad ontológica de la persona humana


Por: Joan Figuerola | Fuente: opusprima.wordpress.com



La familia es la primera comunidad natural que permite la configuración y el desarrollo de la persona y de la sociedad. El hombre, dice el Estagirita, por su naturaleza, está más inclinado a vivir en pareja que a asociarse políticamente, y esto es así porque la familia es algo anterior y más necesaria que el Estado (Ética a Nicómaco). Así, quien atenta contra la familia cercena la dignidad y la libertad de la persona y el bien común de la sociedad. El hombre y los gobiernos tienen el deber de proteger a la familia como la fuente principal de la vida y, en consecuencia, de la sociedad.

Desafortunadamente, la familia está en serio peligro cuando se anteponen intereses particulares e ideológicos, desde la equiparación de determinadas uniones al matrimonio a la legalización del aborto que trunca el fin último del matrimonio que es la donación absoluta del amor y su consecuente apertura a la nueva vida.

Hoy se atenta constantemente contra la dignidad y el valor trascendente del ser humano. No son pocas las sociedades que conciben a la persona como un derecho, como una mercancía. Pero la persona es un bien en sí misma, no es un medio, no puede producirse, sino que debe engendrarse fruto del amor entre el hombre y la mujer convenientemente unidos en matrimonio.

Sin embargo, hoy hablamos de ‘nuevos modelos de familia’ porque gracias a la ciencia se puede fabricar un hijo mediante técnicas de inseminación artificial. Por tanto, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿la familia tiene una dimensión esencial o indeterminada? Sorprende que autores como Lévi-Strauss, que conciben a la familia desde una perspectiva evolucionista, señalen en sus estudios que la familia constituida por un hombre y una mujer – y sus hijos – es un fenómeno general presente en cualquier tipo de sociedad (Claude Lévi-Strauss, Race et Histoire) aunque puedan existir al mismo tiempo otros modos imitativos o incompletos del modelo natural. En este sentido es revelador el estudio de Murdock, quien tras analizar y comparar más de doscientos tipos distintos de sociedades confirmó que el modelo general de familia es el monogámico y heterosexual (George Peter Murdock, The Universality of the Nuclear Family. En A Modern Introduction to the Family).

Aún así en la sociedad contemporánea occidental parece natural la existencia de distintos modelos de familia. Sin duda esto se debe a una mala comprensión antropológica del ser humano y al inusitado asentamiento de una cosmovisión nihilista donde la verdad y el bien último ocupan un lugar poco o nada relevante.

El hombre es visto como un mero sujeto histórico sin trascendencia alguna cuya vida se limita a convivir entre las sensaciones y las experiencias de un mundo carente de significado y compromiso. Por tanto, como ya he dicho en muchas ocasiones, es preciso redescubrir el ser, la verdad y el bien; es decir, urge de modo imperioso una antropología y una metafísica de lo trascendente donde los valores cristianos se revelen como fruto de la naturaleza y de la necesidad ontológica de la persona humana. En este sentido, el matrimonio y la familia no son producto del interés particular de la persona, sino que son consecuencia del amor, inagotable en el tiempo, de un hombre y de una mujer, cuyo amor adquiere un compromiso entre ellos y con la nueva vida humana que nace de ese amor que Dios establece con los esposos.

La familia, cristiana o no, es fruto de la unión en matrimonio de un hombre y una mujer. Esta unión no es simplemente de carácter jurídico o socioeconómico, sino principal y fundamentalmente es una unidad de amor solidario hacia los hijos en cuanto que es la responsable de la enseñanza y transmisión de los valores necesarios para hacer viable a estos como personas humanas y su consecuente proceso de socialización.

 

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