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¿Son un mito los manuscritos de Qumrán?
Un fragmento del Evangelio de San Marcos que los esenios escondieron en una cueva en ánforas


Por: P. Jorge Loring, S.I. | Fuente: Catholic.net



En 1972 el padre José O´Callaghan, jesuita español, papirólogo y profesor de la Universidad Gregoriana de Roma, decano de la Facultad Bíblica del Pontificio Instituto Bíblico de Roma y de la Facultad Teológica de Barcelona, descifró unos fragmentos de papiros encontrados en la cueva 7 del Qumrán (Mar Muerto). Se le identifica así 7Q5. Se trata del texto de San Marcos, 6: 52s. En once cuevas aparecieron seiscientos rollos de pergaminos.

En estos manuscritos, que se descubrieron en 1947, han aparecido textos del Éxodo, Isaías, Jeremías, etc. De casi todos los libros del Antiguo Testamento. El texto descifrado por el padre O´Callaghan es un fragmento del Evangelio de San Marcos enviado a Jerusalén por la cristiandad de Roma y que los esenios escondieron en esa cueva en ánforas, una de las cuales tiene el nombre de ROMA en hebreo.

Probablemente esto ocurrió cuando la invasión de Palestina por los romanos, antes de la ruina de Jerusalén del año 70. En concreto cuando se aproximaban las tropas de Vespasiano el año 68. Este descubrimiento ha sido considerado como el más importante de este siglo sobre el Nuevo Testamento. En 1991 se ha publicado una edición facsímil con 1787 fotografías de estos manuscritos.

La interpretación del padre O´Callaghan ha sido recientemente confirmada por el eminente profesor alemán de la Universidad de Oxford, Carsten Peter Thiede, en la prestigiosa revista internacional "Bíblica". Thiede dice textualmente: Conforme a las reglas del trabajo paleográfico y de la crítica textual, resulta cierto que 7Q5 es Marcos, 6: 52s. El 7Q5 es el papiro de O´Callaghan.

Thiede ha publicado un estudio apoyando al padre O´Callaghan titulado «El manuscrito más antiguo de los Evangelios». Son cada vez más los que aceptan esta identificación, ha dicho el P. Ignacio de La Potterie, S.I., como se ha visto en el Simposio Internacional celebrado del 18 al 20 de octubre de 1991 en Eichstät, donde apoyaron esta opinión los expertos en papirología Hunger, de la Universidad de Viena, y Riesenfeld, de la Universidad de Upsala (Suecia).

El texto 7Q5 ha sido estudiado en ordenador por IBICUS de Liverpool y se ha demostrado que esa combinación de letras, en la Biblia, sólo se encuentra en Marcos 6: 52s, que es el 7Q5.

El paleógrafo inglés Roberts, de la Universidad de Oxford, primera autoridad mundial en paleografía griega, antes de que se descifraran estos papiros, estudiando la grafía, afirmó que eran anteriores al año 50 después de Cristo, es decir, unos 20 años después de la muerte de Jesús, y 10 años después que Marcos escribiera su Evangelio. Sin duda es anterior al año 68 en que fueron selladas las cuevas del Qumrán, con los papiros dentro, antes de huir de las tropas de Vespasiano, que invadieron aquel territorio el año 68. Se trata, por lo tanto, del manuscrito más cercano a Jesús de todos los conocidos.

El descifrador de estos documentos ha manifestado que ya no puede afirmarse que el Evangelio sea una elaboración de la antigua comunidad cristiana, y que tuvo un período más o menos prolongado de difusión oral antes de ser escrito, sino que tenemos ya la comprobación de los hechos a través de fuentes inmediatas.

Este descubrimiento ha dado al traste con las teorías de Bultmann. La proximidad de este manuscrito al original echa por tierra la hipótesis de Bultmann, según la cual los Evangelios son una creación de la comunidad primitiva que transfiguró el Jesús de la historia en el Jesús de la fe. Confirma científicamente lo que la Iglesia ha enseñado durante diecinueve siglos: la historicidad de los Evangelios.

La ofensiva contra la historicidad de los Evangelios comenzó con Friedrich Strauss en 1835. La renovó Ernest Renán en 1863. Modernamente Rudolf Bultmann afirma que no podemos saber nada sobre la vida de Jesús, pues los Evangelios son la idealización de una leyenda de generaciones posteriores. Si el 7Q5 es del año 50, esta idealización no es posible en contemporáneos. El célebre teólogo protestante Oscar Cullmann, seguidor un tiempo de Bultmann, reconoce que se separó de Bultmann por la interpretación que éste hacía de la Biblia. Para Bultmann el único elemento histórico de los Evangelios que quedaría a salvo es la cruz. El resto, incluida la resurrección, sería un mero símbolo.

Uno de los seguidores de Bultmann ha dicho de este descubrimiento del 7Q5: «Habrá que echar al fuego siete toneladas de erudición germánica». El lapso de tiempo que transcurre entre los acontecimientos y la composición de los Evangelios es tan breve, que no permite la formación de un mito contrario a la historia.


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