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El apoyo de los amigos puede prevenir una adicción
Cuando hay droga de por medio no se puede ser cómplice. La verdadera amistad es la que dice cuándo se está haciendo algo mal y que es capaz de aconsejar


Por: El Mercurio, Chile | Fuente: mujernueva



"Si algún amigo hubiese hablado con mi familia sobre mi problema con las drogas, en ese momento no lo habría valorado. Tampoco si mi polola lo hubiera hecho. Pero con todo lo que pasó después, la verdad es que habría sido mejor que lo hicieran", admite Juan David Rodríguez, el cantante de Rojo que está hoy en tratamiento de rehabilitación después de que su consumo de cocaína se hiciera público, el que incluso lo llevó algunos días a la cárcel.

Pero él le ocultó el consumo a Paulina López, su novia, mientras que sus amigos que sabían no se lo advirtieron a los padres de Juan David para no traicionar su confianza.

El dilema de cómo enfrentar a un amigo que está consumiendo drogas es una realidad que golpea a diario. Según el último estudio del Conace, el 16% de los jóvenes de entre 19 y 25 años las ha consumido en el último año. Así, no es difícil encontrarse con algún cercano que esté en situación de riesgo.

¿Pero qué hacer? ¿Es lícito "meterse" en la vida privada de otro? Juan David cree que sí. "A la clínica donde estoy llegan tipos casi amarrados, obligados por su familia y amigos para tratarse. En ese momento los odian. Pero cuando se curan, sólo lo agradecen. Se dan cuenta del error".

Según los expertos, lo ideal es que no sea necesario perder el control para atacar el problema y coinciden en que en esto, los amigos pueden jugar un rol fundamental. "Son las personas más escuchadas en la juventud", explica Magdalena Fernández, sicóloga de la Clínica Siquiátrica Ñuñoa, donde llegan varios jóvenes adictos.

"Inicialmente los jóvenes no se meten cuando ven que su amigo usa drogas. Son tolerantes frente a ese tema. Pero cuando ya se cae en consumos mayores, o cuando trastrocan valores morales o del grupo, no se quedan tranquilos", agrega la especialista.

Es que es duro para un pololo (a) o para su círculo cercano ver que el amigo de toda la vida está en una condición vulnerable.

Cara a cara

Los psicólogos advierten que hay que estar alerta a las señales que puedan delatar el consumo, como los cambios de humor, sueño y de grupo de amigos. Ojos rojos también pueden ser un indicador.

"A lo mejor, si hubiera prestado más atención a las actitudes sospechosas de Juan David, como cuando lo pillaba en una mentira, lo habría tratado de ayudar antes", se lamenta Paulina López.

Francisca (24) vio cómo Pamela, su compañera y mejor amiga desde el colegio, cambió al llegar a la universidad.

"Ya no se trataba de fumar un pito de vez en cuando. Como sus compañeros, todos los fines de semana y en los días de clases andaba hablando de jalar. Después siguió con el éxtasis. Una vez se cayó en una fiesta. No se podía parar y estaba rodeada de gallos que no paraban de reírse de ella. Se supone que ésos eran sus amigos". Fue entonces cuando Francisca decidió actuar, antes de que la situación empeorara.

Lo primero que hizo fue encararla y preguntarle qué le pasaba. Como no obtuvo su atención, empezó a contarle sobre los peligros que corría.

La reacción de Pamela fue la que todos los sicólogos auguran: le dijo que no tenía derecho a meterse en su vida y que ella era demasiado perna para aconsejarla.

Pero Francisca no se dio por vencida y decidió hablar con sus papás. Y aunque éstos no le creyeron y se enojaron con ella, logró sembrar la duda.

Días después, la mamá de Pamela revisó su billetera y encontró unos papelillos con droga. Eso significó un cambio en la relación con su hija.

"Le dejaron de pasar tanta plata y le cortaron un poco la libertad. Eso sirvió para que reflexionara y cambiara su actitud. Ahora no somos tan amigas, pero de a poco nos hemos ido acercando de nuevo. Al menos ya me agradeció la preocupación", dice Francisca.

Buscar aliados

Aunque actitudes como las de esta amiga se dan muy pocas veces, la sicóloga de la clínica Renace, Consuelo Herrera, asegura que son la mejor opción cuando se quiere ayudar a una persona.

"Es súper importante asumir el verdadero rol de la amistad, que no significa avalar todo lo que haga el amigo. Cuando hay droga de por medio no se puede ser su cómplice. La verdadera amistad es la que dice cuando se está haciendo algo mal y que es capaz de aconsejar para salir del problema".

Pero como en el caso de Francisca, no siempre es fácil hablar con los padres del consumidor. Para facilitar este proceso, la sicóloga Fernández recomienda que los amigos le planteen el tema a algún profesor o a otro adulto de confianza para que sean ellos quienes se acerquen a la familia.

Y aunque el consumo no sea muy frecuente, invitar al amigo a hacer otras actividades, como deportes, o demostrarle que cuando se va a una fiesta no es necesario usar estimulantes para divertirse, disminuye el riesgo de que en el futuro se vuelva una persona adicta.

El peso fraternal

"Los hermanos tienen una palabra importante porque normalmente conocen toda la verdad, toda la historia de consumo", explica la sicóloga, especialista en el tema, Magdalena Fernández.

Por eso es su deber acercarse a hablar con los padres cuando tengan alguna sospecha. Mal que mal, son quienes mejor sabrán cómo plantearles el tema.

El problema, explica la especialista, es que muchos progenitores niegan el tema y los hermanos se sienten frustrados. Sin embargo, será su labor insistir.

"Los que no dan la señal a tiempo, pensando que lo hacen por lealtad con el hermano, terminan sintiéndose culpables", agrega la sicóloga

¿Con quién andas?

71,9% de los jóvenes que consumen cocaína declaran que alguno de sus amigos también lo hace habitualmente, señaló un estudio del Conace de 2004.

De los no consumidores, sólo el 12% admitió que alguno de sus cercanos tiene este vicio.

 

 

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