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La CEDAW, ¿contra las mujeres?
Hay quienes buscan usar la CEDAW de modo manipulado, como un instrumento para ir contra las mujeres y contra los seres humanos más débiles


Por: Bosco Aguirre | Fuente: catholic.net



Existe una convención internacional que busca eliminar cualquier violencia contra las mujeres. Conocida como “Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination against Women” (CEDAW), fue aprobada por las Naciones Unidas en 1979, y ratificada por la mayor parte de los países miembros en los años sucesivos.

Son de alabar los esfuerzos nacionales e internacionales para eliminar la violencia sobre cualquier grupo de seres humanos. Niños o ancianos, hombres o mujeres, todos deben ser protegidos. Merecen una protección especial los más débiles, aquellas personas que por motivos físicos o culturales se ven expuestas a las amenazas de los más fuertes.

De modo paradójico, hay quienes buscan usar la CEDAW de modo manipulado, como un instrumento para ir contra las mujeres y contra los seres humanos más débiles. ¿Cómo? A través de grupos muy poderosos que defienden el aborto como un medio para “defender” a la mujer, incluso como un “derecho” que debe ser aplicado cuanto antes.

Nunca una acción contra inocentes puede ser considerada como un medio para lograr la justicia. En el aborto los fuertes, los adultos, eliminan a los débiles, los seres humanos no nacidos. Promueven una situación discriminatoria sumamente grave. Usar, para defender la prepotencia del aborto, el nombre de una Convención aprobada precisamente para luchar contra los abusos de los fuertes, implica un grave daño al derecho y a la justicia, nos da a entender que hasta ideas y proyectos buenos pueden ser manipulados y usados para el mal.

Además, se da la triste realidad de que la mitad de los abortos se producen sobre embriones y fetos femeninos. En otras palabras, usar el nombre de la CEDAW como medio para legalizar el aborto significa permitir la eliminación injusta de mujeres no nacidas.

Desde luego, también es injusto el aborto cuando se eliminan a varones no nacidos. Pero lo propio de la CEDAW es defender a las mujeres. Por lo mismo, usar este instrumento internacional para promover, legalizar, incluso financiar económicamente el aborto de mujeres es algo tan contradictorio como aprobar una ley contra la explotación sexual de los niños que luego promueva esa explotación con engaños como “evitar los abusos” y “sacar a la luz pública lo que ya se hace ocultamente”.

Los grupos que pretenden ser, realmente, defensores de los derechos humanos, no pueden guardar silencio ante esta situación paradójica. Habrá discriminación contra las mujeres si se sigue obligando o presionando a las mujeres a abortar, si se considera la maternidad como un peso y no como un auténtico tesoro de la mujer, si las mujeres violadas ven como única solución a su drama el abortar al hijo inocente mientras se hace tan poco por impedir las violaciones y por arrestar y condenar seriamente a los violadores, si no se ofrece asistencia sanitaria a las mujeres pobres para que no sufran ninguna enfermedad ni daño como consecuencia del embarazo y del parto, si las mujeres son discriminadas en el mundo laboral cuando inician el embarazo y cuando quieren acompañar al hijo los primeros meses después del parto.

Existe, por lo tanto, el peligro de que la CEDAW se convierta en un instrumento usado contra la mujer. Hay que reaccionar vivamente para que esto no ocurra, para que nadie se ampare en la lucha contra cualquier forma de discriminación contra la mujer para promover la gravísima e injusta discriminación que se produce en cada aborto.

Es urgente defender a las mujeres de cualquier forma de abuso y de injusticia. También cuando las mujeres son embriones y fetos. El aborto no soluciona nada y deja heridas muy profundas. Que nadie abuse de una convención internacional para distraernos de los objetivos más urgentes: el promover una seria defensa de la mujer en todas las etapas de su vida, desde el seno materno hasta que termine sus días en un mundo que queremos más justo para todos, sin discriminaciones. También cuando cada mujer vive y existe, como embrión, en el seno de una madre (mujer también) que necesita apoyo social y justicia verdadera.

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