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A los obispos, sacerdotes y diáconos
No vean la Renovación Carismática como un movimiento cualquiera, sino como un movimiento del Espíritu


Por: Cardenal Joseph Suenens | Fuente: catholic.net



Mis palabras serán ahora para los Obispos, sacerdotes y diáconos que no se hallan aquí presentes. Ellos forman parte del ministerio ordenado, ya que recibieron el Espíritu Santo. Y siento el gran gozo de que se introduzca en la Iglesia el diaconado permanente por qué es una realidad sacramental.

Mi mensaje es doble: va dirigido primeramente a la parte invisible de Obispos, sacerdotes y diáconos que no están aquí, a quienes desde lo más pro fundo de mi corazón quisiera presentar una súplica pidiéndoles tres cosas:

Reconozcan la Renovación, integren la Renovación, eviten ciertas cosas. Pero también hablo para los líderes que se encuentran aquí, a los cuales pido lo mismo, pero desde el otro lado.

1. Mi gran sufrimiento es cómo con vencer a nuestros Obispos y sacerdotes. No a todos afortunadamente, pero tenemos que ser muy realistas:

Muchos no ven lo que está sucediendo en la Renovación Carismática.

Mi petición es: por favor, reconozcan la visitación del Señor, una gracia dada a la Iglesia y al mundo de hoy en esta Renovación, renovación extraña porque surge de la nada, de una forma muy inesperada y de América precisa mente. ¿Cómo explicar esto? Yo no me lo explico, también me sorprende. Pero por favor reconozcamos el gran don que el Señor nos está dando.

Todo el mundo habla de los signos de los tiempos. No busquen solamente los signos de los tiempos en el mundo. Busquémoslos también en las estrellas de los cielos, pues hay algo, una gracia extraordinaria que viene a renovar a la Iglesia desde dentro, sin que pretenda tener el monopolio de ningún tipo, ya que todos somos carismáticos.

Esto es muy importante. No somos un pueblo especial, sino cristianos normales. Naturalmente se utiliza la palabra carismática porque de alguna forma se ha de caracterizar esta renovación. Es lo mismo que cuando se pregunta ¿Sois jesuitas? Podemos responder: todos somos de la compañía de Jesús, aunque algunos han tomado el título.

Obispos, traten de abrir la mente y el corazón a las sorpresas del Espíritu Santo. Es sorpresa porque no es la forma normal. Cuando el Espíritu sopla escuchen, dejen que el Espíritu sople. Recuerden al Papa Juan XXIII cuando oró por un Nuevo Pentecostés. El Vaticano II fue el comienzo de este nuevo Pentecostés y creo que la Renovación Carismática es una continuación del Concilio. ¿Qué pasará dentro de veinte años? De momento yo veo un movimiento muy grande del Espíritu.

Obispos, por favor, no vean la Renovación Carismática como un movimiento cualquiera, sino como un movimiento del Espíritu. No pierdan el tiempo para ver dónde se sitúa y se pone o cómo encaja dentro de sus planes. Olviden sus planes y dejen que el Espíritu los inspire.


Con el Patriarca de Venecia

Les contaré un hecho gracioso. Me cuesta un poco, pero lo diré en un acto de humildad. Dos años antes de que llegara a ser el Papa Juan Pablo I me encontré con él en cierta ocasión en Roma y le dile: “Ha leído el libro ¿Un nuevo Pentecostés?” No, contestó. “Se lo voy a enviar con una condición: que no me responda diciendo “he recibido su libro y es muy interesante, ya lo leeré algún día...” Por favor, deme su reacción o de lo contrario no se lo enviaré”. El era entonces Patriarca de Venecia, y unas semanas más tarde después de recibir el libro me escribió una carta muy divertida en la que comenzaba diciendo: “He leído su libro y estoy en completo des acuerdo con lo que dice en tal página y en tal línea”. Miré a ver qué era y decía: “Me expreso muy mal”. Y se guía diciendo:. Usted se expresa muy bien. Yo creía que conocía los Hechos de los Apóstoles y las Cartas de San Pablo. Pero después de leer este libro, creo que ahora leo los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas con ojos nuevos”.

Queridos obispos, crean en esto, es Pentecostés, es lo que sucedió al comienzo de la Iglesia. No hay razón para que esto sólo sucediera al principio, lo esperemos o no lo esperemos.

Yo tampoco lo esperaba. En el Vaticano II tuve un discurso en favor de los carismas y nunca pude suponer que unos años más tarde llegaría a ser una cosa tan fuerte.

Esta es, pues, mi súplica a los Obispos: Sepan que el Señor está haciendo algo muy importante para la Iglesia. Estén abiertos a ello. (Los líderes carismáticos. Págs. 58 - 59).




Si estás interesado utiliza este enlace para ponerte en contacto con
 

Juan Carlos Vázquez Castro
asesor de Catholic.net y
Coordinador diocesano de la Renovación Carismática Católica de Galicia

 

 

 



 

 

 

 

 



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