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Si los papás viven coherentemente su fe, Dios actúa también en sus hijos
Familias Católicas /Vida Cotidiana

Por: Ana Paula Morales | Fuente: Catholic.net

Entrevista de Ana Paula Morales al P. Guillermo Serra, LC, sobre la espiritualidad en la vida matrimonial.

El P. Guillermo Serra es sacerdote legionario de Cristo y especialista en espiritualidad matrimonial. Hoy nos platica un poco cómo se vive esa espiritualidad en la vida matrimonial.

¿Qué consejos nos da a los matrimonios para vivir una espiritualidad?

Un primer consejo es algo muy sencillo: estar abiertos a Dios porque muchos se casan por la Iglesia, pero después se les olvida que Dios está presente en el matrimonio y quiere darles muchos regalos. Dios es tan sabio que esos regalos se les da a través del esposo y de la esposa, pero tú no puedes tomar esos regalos, sino que esos regalos que tú necesitas para tu matrimonio te los tiene que dar tu esposo o tu esposa.

A mí me gusta hablar de esa mesa de regalos del matrimonio cuando te casas y que también hay una mesa espiritual. Esa mesa espiritual que tiene todo lo que Dios quiere dar a los esposos y donde no puedes llegar tú y tomarla, sino que es tu esposo quien tiene que tomar lo que es para ti y dártelo; y tú tomar lo que es para tu esposo y dárselo. Por eso es tan importante la comunicación, la comunión, el tener un centro espiritual en el hogar donde puedes comunicarte con Dios y pedir esas gracias; y a muchos se olvida esa mesa de regalos y prefieren irse a la de Liverpool, la de Palacio de Hierro… Entonces, es muy importante tener en cuenta esa mesa de regalos y utilizarla porque Dios quiere darles todo.

Por ejemplo, ¿cómo hacer compatible la espiritualidad de uno y del otro? Porque a lo mejor a uno le gusta el rosario y al otro no, a uno le gusta ir más a Misa y al otro no tanto. ¿Cómo vivir eso en conjunto y sobre todo las mujeres - usted ha visto que somos un poco más sensibles al tema espiritual - y a los hombres les cuesta un poco más?, ¿cómo podemos hacer con nuestros esposos, no para que vengan a todas nuestras actividades espirituales, pero sí para por lo menos a las básicas?

Yo creo que hay que distinguir dos cosas, primero, el hombre ciertamente tiene unas cualidades que son complementarias a la mujer, y en la espiritualidad también sucede. El hombre a lo mejor es espiritual en un modo particular y la mujer en otro y está bien que cada uno tenga su ritmo, su experiencia, pero es importante compartir esos bienes porque son bienes, así como el hombre es más racional, la mujer es más emocional, pero no están en contradicción, al revés, se complementan, yo creo que la espiritualidad debe tener una parte complementaria. Ahora bien, ¿qué son esas prácticas? ¿Cómo hacerle? ¿Cómo decidir qué hacemos juntos? Pues es algo que tienen que ponerse de acuerdo, yo me siento bien si tú me acompañas, me ayudas y rezamos el rosario juntos.., un misterio del rosario; entonces ponerse de acuerdo, porque creo que es importante que los dos tengan esa dimensión espiritual trabajada, compartida y valorada, porque si no el matrimonio se va haciendo cada vez más chiquito.

Y luego cómo compartir esa espiritualidad a los hijos, qué recomienda sobre todo para las madres, que a lo mejor tienen hijos más grandes y que los quieren llevar por el buen camino o llevarlos por una vida espiritual, qué recomienda para ellas y para las madres que tienen hijos más pequeños para que vivan una espiritualidad.

Los niños pequeños es fácil porque ellos mismos, naturalmente, están abiertos a Dios, a la maravilla, a los cuentos, a las historias de la Biblia, eso es muy fácil, llegan a la primera comunión felices, esperemos que bien preparados y es curioso porque ahí es cuando los papás empiezan a iniciar una etapa nueva, que es donde el hijo cuestiona al papá. El hijo te cuestiona: ¿Papá y por qué no comulgas? ¿Papá, por qué no vas a misa? ¿Y papá.. y papá..? Entonces es una confrontación muy bonita, porque ya la espiritualidad no es la mía personal, la de mi esposa o la de la familia, es nuestro hijo, nuestra hija, nuestros hijos que empiezan a integrarse y a cuestionarnos. Esa es una primera etapa de crisis que es muy bonita porque puede ser un llamamiento para profundizar y retomarlo otra vez.

Y la segunda, ya con los hijos adolescentes, es la típica pregunta de las mamás: Padre, ¿qué hago con mi hijo adolescente que no quiere ir a misa? La adolescencia es la etapa donde se cuestiona todo y es bueno que se cuestionen por qué es bueno ir a misa, por qué tengo que ir, ahora bien, darles los instrumentos, las herramientas para que tomen esa decisión y que sea algo coherente. Y no es fácil a veces acompañar a un adolescente que se cuestiona todo, pero en el fondo la pregunta que él tiene es sobre el Dios que me han enseñado. Para el adolescente no es relevante por qué ahora tiene que ir a misa. Esa relevancia la tiene que descubrir y es una tarea que solo él puede hacer, por más que lo obligues, no va a descubrir por qué Dios es relevante. “Voy a misa porque lo dice mi mamá, pero no porque Dios sea alguien para mí”. Y es cuando hay que darle espacio para que él cuestione y acoja también a ese Dios que también quiere que se cuestione. Dios no agarra a los adolescentes y los mete a la fuerza. No, al revés, ¿tú qué opinas de Dios? ¿Qué experiencia tienes de Dios? ¿Qué te falta?

Yo estuve un año sin ir a misa, con 17 años y dije: No vuelvo a ir a misa hasta que sepa lo que está pasando, y desde el día que regresé a ir a misa, ahora ya no voy a misa, ahora yo celebro misa todos los días. Entonces, Dios actúa de verdad, tengan fe, Dios actúa. Si los papás viven coherentemente su fe, Dios actúa también en el adolescente.

Muchísimas gracias Padre, ¿podría recomendarme su página web, sus libros? ¿Dónde lo podemos encontrar?

¿Encontrarme? En redes sociales, en casi en todas, como Padre Guillermo Serra, y me pueden encontrar en TwitterFacebook, Instagram, YouTube y también en TikTok, ahí te espero también. Gracias.

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