En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia de sentirte cerca de mí para que pueda amarte con todo el corazón; sabes qué es lo que más necesito por eso te pido que me concedas abrirte mi vida cada vez más y que me esfuerce por seguirte a donde me llames.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12
En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá.
Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’.
Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca’. Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Dios nos llama a todos a ser misioneros porque somos cristianos, habrá a quien le mande lejos de su país, como a quien le pida ser misionero en su propia casa. Los dos modos de esta misión son importantes y como el ejemplo de los dos patronos de las misiones nos lo muestran, son complementarios. Hoy celebramos a la patrona de las misiones, santa Teresita del Niño Jesús y en un mes celebraremos la fiesta del patrono de las misiones san Francisco Javier. Los dos santos vivieron su misión según el plan de Dios desde su convento y en el lugar más alejado de su casa.
Un punto en el que todas las misiones son semejantes es la paz, como don que viene de Dios y que, de una u otra manera, la gente desea. En un tiempo de incertidumbre y gran dolor podemos buscar esta paz en diferentes lugares, pero no nos llenará como la que viene de Dios. ¿Qué pasa si un día no estamos preparados para recibir la paz? Seguramente, en la mayoría de los casos, la estaremos deseando tanto que no será un problema el aceptarla, pero en esas ocasiones que no estamos abiertos a la gracia, lo que podemos hacer es renovar la confianza que tenemos en Dios y abrir nuestra alma para que Él pueda donarnos su paz.
Cerca de nosotros, seguramente, hay gente misionera o conocemos a alguien que es un misionero; en este día podemos pedirle a Dios que siga moviendo el corazón de las personas para que con generosidad respondan al llamado.
«El número setenta ofrece en el Evangelio un segundo punto de reflexión. Se refiere a los discípulos que Jesús envió a la misión durante su ministerio público y cuya memoria se celebra en el Oriente cristiano. El número de estos discípulos remite a las naciones conocidas, enumeradas al comienzo de la Escritura. ¿Qué nos sugiere esto? Que la misión está dirigida a todos los pueblos y que cada discípulo, por ser tal, debe convertirse en apóstol, en misionero. El Consejo Ecuménico de las Iglesias ha nacido como un instrumento de aquel movimiento ecuménico suscitado por una fuerte llamada a la misión: ¿cómo pueden los cristianos evangelizar si están divididos entre ellos? Esta apremiante pregunta es la que dirige también hoy nuestro caminar y traduce la oración del Señor a estar unidos “para que el mundo crea”».
(Discurso de S.S. Francisco, 21 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Rezar por los misioneros.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.