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Defensores del Diálogo Anti dialogante
Virtudes y valores /Virtudes y Valores: Familia

Por: P. Fernando Pascual, LC. | Fuente: Catholic.net

Ese es uno de los grandes misterios de la existencia humana. Somos capaces de tomar entre nuestras manos un metal maleable y construir, con el mismo, una espada que sirve para asesinar a un inocente o para defender a los pobres.

Con tantos escritos y discursos sobre el diálogo ocurre algo parecido. Con el deseo de promover el diálogo, algunos lanzan anatemas contra otros, acusados de ser enemigos del diálogo, sin darse cuenta de la contradicción en la que incurren. Se convierten en defensores del diálogo anti dialogante.

Porque decir, por ejemplo, que quien no cree en el diálogo merece ser excluido de la vida pública o de la Iglesia, ¿no es un modo de usar el diálogo como arma para excluir a los que piensan de otra manera?

El mundo está lleno de opiniones diferentes. Al defender unas u otras ideas, hay quien lo hace con más pasión o con más calma. Eso es parte de la vida. Pero mientras no se recurra a la violencia gratuita, podemos construir puentes dialogantes.

En cambio, si en nombre del diálogo se tacha de fundamentalistas o de fanáticos o de enemigos del debate a quienes tienen convicciones claras y hablan con firmeza, ¿no se promueve una actitud intolerante con la excusa de defender la tolerancia? ¿No se llega a defender un diálogo anti dialogante?

Es cierto que muchos desean en los demás actitudes más abiertas o modos de hablar que parezcan menos radicales. Pero mientras no se recurra a actos injustos, hay muchos modos de defender las propias ideas que son plenamente legítimos, y que, aunque no gusten, pueden ser acogidos en un debate bien llevado.

Es contradictorio decir que uno está a favor del diálogo mientras lanza anatemas y maldiciones contra los que piensan de otra manera. Solo llegamos a una sana defensa del diálogo cuando sabemos escuchar a quienes tienen otros puntos de vista, en una actitud de empatía y de apertura que genera buenos debates y que permite, incluso, corregir errores para avanzar, juntos, hacia la verdad.