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Cantemos al Señor con alegría
Clero /Recursos y experiencias pastorales

Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |

Martirio de San Juan Bautista
I Tesalonicenses 4, 13-18: “A los que murieron en Jesús, Dios los llevará con él”
Salmo 70: “Cantemos al Señor con alegría”
San Marcos 6,17-29: “Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista”

 

Siempre me ha impresionado la figura y la misión de Juan el bautista. Es el último de los profetas, es una voz en el desierto, pero también es quien manifiesta y señala abiertamente a Jesús. Alguien me preguntaba si Juan se podría considerar un mártir de Cristo, ya que parece más bien que murió por los temores y las pasiones de un hombre poderoso sujeto a los caprichos de una mujer. Pero precisamente eso es lo grande del martirio: ser fiel a la verdad aún en las cosas más pequeñas.

 

A veces estamos esperando dar testimonio en los grandes acontecimientos, pero nos amilanamos en las situaciones injustas que a diario se suceden en torno nuestro. Quisiéramos ir y defender en  otros lados, y toleramos las mentiras y corrupciones que afectan nuestros trabajos, nuestras relaciones y nuestras familias. Vivir con coherencia y honestidad siempre acarreará enemistad de los poderosos que vean amenazados sus intereses, pero también se requiere la audacia y la honestidad en los pequeños acontecimientos de cada día.

 

Es triste comprobar cómo la corrupción se ha ido adueñando de muchos espacios y se le considera hasta una cosa normal en muchas circunstancias. Para Juan Bautista, el que había dicho que se enderezaran los caminos del Señor, el que pedía que se hicieran rectas sus sendas, es importante no callarse ahora por miedo a la cárcel o a la muerte. Sigue diciendo su palabra aunque en ello encuentre su condenación. Contemplemos los personajes que nos ofrece hoy San Marcos, miremos sus caracteres, sus intereses y después contemplémonos a nosotros mismos. Quizás descubramos en estas imágenes rasgos propios de nuestra personalidad: la timidez para enfrentar las circunstancias, la maldad que sacrifica personas a los intereses personales, la valentía de Juan para manifestar siempre la verdad. Que hoy el ejemplo del Bautista nos lleve a un amor auténtico a la verdad, y a una proclamación constante de la Buena Nueva.