.
El Papa Francisco pide que nos hagamos intérpretes del grito por la dignidad humana
Psicólogos católicos /Francisco

Fuente: SIC

19 noviembre, 2015

El respeto por el valor de la vida y el amor por ella encuentra su realización insustituible en el hacerse prójimo, acercarse y cuidar de quien sufre en el cuerpo y en el espíritu: son palabras del Papa Francisco al recibir en audiencia en la mañana de este jueves 19 de noviembre en la Sala Regia del Vaticano, a más de 500 participantes en la XXX Conferencia Internacional dedicada a “La cultura de la salus y de la acogida al servicio del hombre y del planeta”.

Son “acciones que caracterizan la pastoral de la salud – afirma Francisco –  y que serán especialmente evidenciadas durante el Jubileo de la Misericordia “que nos llama a todos a estar cerca de los hermanos y hermanas que más sufren”.

Acogida, compasión, comprensión y perdón: son estos los elementos constitutivos de la “cultura de la salus” – explica el Papa – contenida en la Evangelium vitae de San Juan Pablo II, y que son “las actitudes habituales de Jesús con la multitud de personas necesitadas que se le acercaban cada día”. Son las “exigencias positivas” del mandamiento sobre la inviolabilidad de la vida – subraya – y que deben caracterizar la pastoral de la salud.

El Papa habla de una cercanía al otro que supera “toda barrera de nacionalidad, de extracto social o religión”, y supera también “criterios utilitaristas según los cuales seres humanos son rechazados o aceptados en base a la utilidad social o económica”. Esta mentalidad – explica el obispo de Roma – es pariente de la llamada “medicina de los deseos”, una costumbre siempre más difundida en los países ricos caracterizada por la búsqueda de la perfección física que induce a descartar o a marginar a quien no es “eficiente”.

El Pontífice señala asimismo que el “hacerse prójimo” comporta también el asumir “responsabilidades improrrogables hacia la creación y la casa común”, que está confiada al cuidado de todos, también para las generaciones futuras. Y reitera la preocupación de la Iglesia por el destino de la familia humana y de la creación entera.

“Se trata – dice – de educarnos todos a custodiar y a administrar la creación en su integridad como don entregado a la responsabilidad de cada generación para que la entregue lo más integra y humanamente vivible para las generaciones futuras”.

El Papa se refiere entonces a una conversión al ‘Evangelio de la creación’ que “comporta que nos hagamos intérpretes del grito por la dignidad humana que se eleva sobre todo de los más pobres y excluidos, como los enfermos y sufrientes” y expresa su deseo de que, ante el inminente Jubileo de la Misericordia, este grito pueda encontrar eco en nuestros corazones para que en el ejercicio de las obras de misericordia, corporales y espirituales, podamos acoger el don de la gracia de Dios mientras nos volvemos ‘canales’ y testigos de la misericordia de Dios”.

Con el deseo de que durante estos días de encuentro “puedan contribuir a un nuevo desarrollo de la cultura de la salus” en sentido integral, el Pontífice los alienta a tener siempre presente en sus trabajos, a las poblaciones que más sufren los daños provocados por el degrado ambiental.