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Agradecer en medio de las espinas y dolores
Escritores Actuales /Dennis Doren, L.C.

Por: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net

Qué fácil es vivir cuando la vida te trata bien, cuando todo marcha sobre ruedas y no tienes sobresaltos; así mismo, qué difícil es saber agradecer y ofrecer la propia vida en medio de las espinas y dolores, quisiéramos que estos no llegaran. Sin embargo, en algún momento, alguno de ellos tocará a la puerta y nos sacará lágrimas; solo una actitud cristiana, empapada en esperanza, dará sentido, llenará ese vacío y sanará la herida que el dolor o sufrimiento nos ha causado.

Era víspera del Día de Acción de Gracias. Sandra se sentía muy infeliz cuando entró en la florería. Su hijo estaría naciendo si no lo hubiese perdido en un accidente de automóvil... Lamentaba mucho su pérdida.

No bastando eso, aún había posibilidad de que su marido fuera transferido. Y, para completar, su hermana canceló la visita que le haría en el próximo feriado.

¿Acción de Gracias?, ¿agradecer qué? se preguntó.

Una amiga tuvo el coraje de decir que el sufrimiento era una dádiva de Dios, que hacía madurar y fortalecer... Sus pensamientos fueron interrumpidos por la vendedora, diciendo:

- ¿Quiere un arreglo tradicional o le gustaría innovar con lo que yo llamo, “Especial”? ¿Está buscando algo que realmente demuestre gratitud en el día de Acción de Gracias?
Sandra explicó que nada tenía para agradecer, y la vendedora replicó enfática:
- ¡Pues tengo el arreglo perfecto para usted!

En ese momento entró una cliente que vino a buscar su pedido: Un arreglo de follajes y espinosos tallos de rosa. Todo muy bien arreglado, pero no había ninguna flor.
Sandra quedó pensando por qué alguien pagaría por tallos de rosa sin flor.

- Éste es el Especial. Lo llamo Buquet de Espinos de Acción de Gracias -explicó la vendedora. Pero, ¿qué la llevó a crear el buquet de espinas? -preguntó Sandra.

- Aprendí a ser agradecida por las espinas. Siempre agradecí a Dios por las buenas cosas en mi vida y nunca le pregunté por qué esas buenas cosas sucedían. Pero cuando vinieron cosas malas, yo lloré y grité: ¿POR QUÉ?,¿POR QUÉ YO?

Demoré para aprender que los tiempos difíciles son importantes para nuestra fe y nuestro fortalecimiento. Delante de las dificultades nos aproximamos a Dios y valoramos la vida y sus buenos momentos.

Sandra recordó lo que su amiga le había dicho, y exclamó:

- Perdí mi bebé y yo estoy enojada con Dios...

En ese momento entró un hombre en el negocio que también venía a buscar un arreglo de tallos espinosos.

-¿Esto es para su esposa? - preguntó Sandra, incrédula. Pero, ¿por qué ella quiere un buquet como ése?

-Mi esposa y yo casi nos divorciamos, pero con la gracia de Dios, enfrentamos problema tras problema y salvamos nuestro casamiento. El arreglo Especial nos recuerda los tiempos espinosos . Etiquetamos cada tallo con uno de los problemas enfrentados y damos gracias por lo que Él nos enseñó. ¡Yo le recomiendo el arreglo Especial!

-No sé si puedo ser agradecida por los espinos en mi vida. Es todo tan reciente...-agregó Sandra.

La vendedora respondió cariñosamente:

-Mi experiencia me mostró que los espinos vuelven las rosas más preciosas. Apreciamos más el cuidado providencial de Dios durante los problemas, que en cualquier otro tiempo.
Lágrimas rodaron por la cara de Sandra.

- Llevaré una docena de estos tallos largos y llenos de espinas, por favor. ¿Cuánto le debo?

-Nada, nada. Además de la promesa de que permitirá que Dios cure su corazón. El primer arreglo es siempre por mi cuenta.

La vendedora sonrió y pasó una tarjeta a Sandra.

-Colocaré esta tarjeta en su arreglo, pero tal vez usted quiera leerlo primero.
Y Sandra leyó:

Mi Dios, yo nunca agradecí por mis espinas. Yo agradecí mil veces por mis rosas, pero nunca por mis espinas. Enséñame el valor de mis espinas. Muéstrame que, a través de mis lágrimas, los colores de Tu arco iris son mucho más brillantes .

Este es el momento de hacer un verdadero cambio en tu vida, consigue una docena de tallos largos y llenos de espinas, para que, así, en tu Acción de Gracias, recuerdes que cada dificultad, sufrimiento, decepción o dolor, han sido tu oportunidad para crecer, madurar y fortalecer tu fe y tu confianza en Dios. No dejes de agradecer, no dejes que esas pequeñas o grandes espinas caigan en el vacío, ellas, con Dios, tienen un gran valor, un valor de Eternidad.


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