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¿Quién limpia el inodoro?
Familias Católicas /Educar en la Infancia

Por: Ana Virginia Berrido de Perez | Fuente: http://vidafamiliayalgomas.com/

Me causa risa el título de este artículo…,pero es un planteamiento muy actual para los matrimonios de hoy, a diferencia tal vez de lo que fue para nuestros padres. Y, dependiendo del país en que vivas, tal vez la pregunta es fácil de responder, puesto que todavía en muchos de nuestros países latinoamericanos tenemos ayuda en casa de personas que, por un salario, nos ayudan en los quehaceres. Pero la pregunta va más allá… porque, en serio, ¿de quién es la responsabilidad? Con los cambios de las últimas décadas, los matrimonios de hoy se enfrentan a nuevos retos a la hora de decidir "¿quién limpia el inodoro?".

El Dr. Gary Chapman escribe muy acertadamente sobre este punto indicando que con los cambios que se han ido verificando en los roles de los miembros de la pareja, han quedado ‘nublados’ ciertos aspectos que nunca se llegan a hablar y luego causan indeseables roces. Con la entrada definitiva de la mujer en el mercado laboral y su nuevo rol de co-proveedor en el hogar, vuelvo y pregunto: quien se encarga de las tareas que tradicionalmente eran responsabilidad de la mujer? Y no quiero que estos comentarios se tomen a la ligera. La idea no es hacer un planteamiento machista ni feminista…para nada en absoluto! Pero ciertamente, en el plan de Dios está establecido claramente un rol para cada quien y la inversión de roles que se ha ido verificando ha traido consigo una consabida serie de contratiempos en la familia que es bueno que tengamos claros, para poder así evitarlos en la medida de lo que sea posible.

Si ahora la mujer sale a trabajar y colabora en la provisión económica del hogar, a veces en proporción igualitaria o incluso mayor que el marido, ¿quiere esto decir que el esposo está dispuesto a compartir en igual medida las responsabilidades que tradicionalmente le corresponden a la mujer? Probablemente no. De esta forma, la esposa se siente sobrecargada y resentida, se queja y se aleja. Respuesta normal. Pero resulta que entre ambos nunca hubo una conversación y un acuerdo para que, ya que la esposa está tambien saliendo a trabajar a la calle, por las razones que fueren, el marido tenga tambien alguna participación en las responsabilidades del hogar.

El problema se presenta en los detalles del día a día y en una batalla interna que no es más que la falta de comunicación entre la pareja. Pero hay un par de puntillos que debemos tener claros si queremos vivir nuestra vida según el plan manifiesto de Dios. Fue a Adán que le dijeron ‘Del sudor de tu frente comerás el pan’. En el plan de Dios, es el esposo el responsable de traer el sustento económico al hogar. La participación de la mujer debe verse como un complemento, como una ayuda…..el responsable de proveer es el hombre. Les habla una que no entendería la vida si no sale a trabajar todos los días. Pero llevar el dinerito a la casa es responsabilidad de mi marido….lo mío es ayuda, colaboración, complemento, una forma de mantenerme útil….llámalo como quieras.

A nosotras las esposas nos corresponde la delicada, creativa y casi milagrosa tarea de multiplicar los chelitos y administrar el hogar. Si esto se hace directamente, a mano, con ayuda, entre todos, o como se pueda….amén! Pero la responsabilidad de administrar el hogar en su funcionamiento diario es nuestra, de las esposas. Si los maridos ayudan, porque por mutuo acuerdo definamos que así debe ser o porque, como digo yo, ‘tú tienes dos manitas igual que yo’, bendito sea Dios. En última instancia, la responsabilidad de la administración del hogar y el día a día de los niños, es mía.

Ahora, ¿qué pasa con los hijos? Ambos, padres y madres, tienen la responsabilidad primaria de cuidar por el desarrollo físico, emocional, social y espiritual de los hijos. Cada uno tiene un rol importantísimo en la vida del niño. El patrón de responsabilidades que establezcamos debe ser uno que beneficie a la familia y al matrimonio. El papel físico de la madre en la crianza de los hijos es ineludible e incuestionable, pero el niñ@ tambien necesita de la participación activa y amorosa del padre. La enseñanza no puede delegarse sólo a la madre…eso es un error fatal que era más común en otras épocas y que gracias a Dios en las familias de hoy se ve menos.

En fin que, esto es como un carro: el marido al volante, la mujer de copiloto y los hijos en el sillón de atrás. Nosotras probablemente tenemos a mano el mapa y ayudamos a ver a tiempo los letreros, sugerimos ruta y avisamos la llegada de una esquina donde debemos girar….pero el que lleva el timón es el hombre y es en última instancia el responsable de que este vehículo pierda el rumbo, se estralle o llegue a su destino.

Todo esto para exhortar a que en todos los matrimonios haya la debida comunicación en la definición de los roles de cada quien. Ambos miembros de la pareja somos parte del mismo equipo y como tal debemos trabajar juntos y en constante comunicación, poniendo al servicio de la familia y el matrimonio los dones que hemos recibido. Y, si juntos queremos definir esto a la luz de lo que es el plan de Dios para nosotros, podemos referirnos a la Carta que San Pablo le enviara a los Efesios desde 5:22 y siguientes: en ella encontraremos todo un tratado de roles familiares y lineamientos a seguir que siempre está actualizado y no deja lugar a ninguna duda.

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