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Cómo contrarrestar las tentaciones
Escritores Actuales /Schwizer Nicolás

Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Catholic.Net

El hombre puede estar decidido a no pecar más. Pero a la vez está, tal vez, inclinado a ir hasta el último límite de lo permitido. Con ello quiere pasar por alto, consciente o inconscientemente, la atracción de los estímulos peligrosos. Pero cuando el anhelo humano se pone en movimiento tras algo, es difícil frenarlo justo en el punto donde empieza el pecado. Quien juega con fuego, tarde o temprano se quema.

Estamos tan metidos en las cosas del mundo, tan atados por lazos desordenados de nuestra naturaleza que la renuncia y la mortificación son necesarias para purificar nuestro amor. Todo debe pertenecerle a Dios. Es nuestra tarea de autoeducación. Y Dios con su pedagogía se adapta a nuestra situación y al comienzo satisface a los sentimientos, para atraerlos y vincularlos con Él. Pero después los maltrata, para purificarlos y liberarlos de sus caprichos y apegos al yo. Y entonces nos envía sequedad de los afectos, tentaciones y otras dificultades que nos ayudan a dominar nuestra vida afectiva.

El Padre Kentenich nos da algunos consejos para protegernos y contrarrestar las tentaciones.

Prevención. Evitar los motivos, por ejemplo revistas, discusiones, encuentros, etc.
Practicar el "actuar en contra" a mis deseos: renunciar a algo (siesta, comida, cigarrillo, TV) que fortalece mi voluntad y me ayuda a mantener en alto mi espíritu de lucha. En esto juega un gran papel la educación del subconsciente. Debo purificarlo y alimentarlo adecuadamente, a través de imágenes, canciones, lecturas, conversaciones, vivencias, etc.
Cultivar la paz interior, especialmente con las tentaciones sexuales.

Tentaciones de orden sexual. Existen personas que en su juventud han llevado una vida desordenada. Y como consecuencia, su subconsciente quedó marcado, de modo que les falta paz y libertad interior frente a todo lo sexual. Y eso les hace muy frágiles y vulnerables frente a tentaciones en este campo.

Prudencia. Nos invita a guardar una cierta prudencia en el contacto con gente del otro sexo. Incluso habla de una desconfianza sana, dada nuestra debilidad manifiesta; pero complementada por una gran confianza en Dios.

El P Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, considera p.ej. que la compasión puede ser peligrosa para mantener la pureza, pues como actitud interior fácilmente puede manifestarse en contactos corporales. Por eso formula el siguiente principio: mantenerse siempre interiormente sereno o natural y exteriormente intacto, no tocado, tal como corresponde al propio estado de vida.

Huir del peligro: de personas peligrosas y de situaciones peligrosas. A esta altura de la vida ya todos tendríamos que saber cuáles son las oportunidades más propicias para caer. Y también tenemos que saber, cuáles son nuestros puntos débiles. Tal vez tendríamos que evitar ciertas revistas, películas y conversaciones. Me dicen que hasta en las reuniones de los grupos de iglesia aparecen chistes y conversaciones de doble sentido; no creo que sean muy favorables para nuestro espíritu de pureza.

Por otra parte, también ya sabemos que existen personas que tratan de provocarnos. Y nos damos cuenta cuando estamos frente a una persona que nos quiere seducir. En todas estas circunstancias, el Padre Kentenich nos propone una medida preventiva: la huida. Pero se trata de una huida animada no por el miedo, sino por el amor: amor al cónyuge, amor a Dios.
Creo que con todo esto tenemos ocasiones más que suficientes para demostrar nuestro amor magnánimo a Dios y también al cónyuge.
Cuando un alma avanza en el camino de santidad, entonces Dios suele darle al diablo el poder de tentarla. El sentido de estas y otras tentaciones es hacernos más pequeños y humildes y reconocer nuestra fragilidad ante Dios.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Qué tipo de revistas o películas veo?
2. ¿Cómo es mi trato con el otro sexo?
3. ¿Me considero una persona prudente?

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