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Lectio Divina. 10o. Domingo Tiempo Ordinario
Aprende a Orar /Lectio Divina JULIO

Por: P. Martín Irure | Fuente: Catholic.net

El Licdo. Orlando Carmona, Ministro de la Palabra, ha elaborado y diseñado una hoja dominical Dios nos habla hoy con la LECTIO DIVINA dominical para el 10o. Domingo Tiempo Ordinario ciclo C de una manera muy sencilla y clara, para imprimirla y poder repartir a nuestras comunidades.

Preguntas o comentarios al autor

 

Evangelio según san Lucas 7, 11-17

1. INVOCA

  • Prepárate para entrar en el diálogo con el Señor, en la oración desde la Palabra. Éste es el momento más importante del día.
  • Deja a un lado tus ocupaciones restantes. Haz un esfuerzo para ahuyentar tus preocupaciones y dejar a un lado los ruidos internos que te molestan.
  • El Padre está contigo y te ama. Escucha lo que te dice: Tú eres mi hijo amado. Jesús, la palabra, te va a manifestar su verdad y su vida. Y el Espíritu, que es el amor y la vida del mismo Dios, te va a inspirar el sentido de la Palabra y te va a animar para que la lleves a la práctica.
  • Invoca al Espíritu, cantando suavemente: Veni, Sancte Spiritus.

Recitamos: Alabemos a Dios:
Alabemos a Dios,
que en su Palabra
nos revela el designio salvador,
y digamos en súplica confiada:
"Renuévame por dentro, mi Señor".

No cerremos el alma a su llamada
ni dejemos que arraigue el desamor:
aunque dura es la lucha, su Palabra
será bálsamo suave en el dolor.

Caminemos los días de esta vida
como tiempo de Dios y de oración;
él es fiel a la alianza prometida:
"Si eres mi pueblo, yo seré tu Dios"

Tú dijiste, Jesús, que eres camino
para llegar al Padre sin temor;
concédenos la gracia de tu Espíritu
que nos lleve al encuentro del Señor.
Amén.


2. LEE LA PALABRA DE DIOS (Lc 7, 11-17) (Qué dice la Palabra de Dios)

1. Jesús se fue a un pueblo llamado Naín (v. 11)

 

  • Es un cuadro de tristeza y alegría, al mismo tiempo, el que nos describe el evangelista Lucas. Jesús va en busca de la muerte, porque es el amante de la vida Se van a enfrentar la muerte, el desamparo y las lágrimas con la vida, la ilusión y el gozo.
  • Jesús se acerca al pueblo de Naín. Porque Él toma la iniciativa siempre para ayudar al que sufre. Jesús se hace prójimo, cercano, en este caso a la madre de aquel único hijo, que además ya había sufrido la muerte de su marido. Esto era, además un signo evidente de pecado, según la mentalidad judía.
  • Es un relato exclusivo de Lucas. Y es un relato con mensaje. Una invitación del creyente al no creyente. Jesús se enfrenta con la muerte, sin ser rogado por nadie. Porque ha venido para vencer a la muerte. Y es el Salvador de la condición humana, humillada por el pecado y marginada por la enfermedad que le domina y le vence.
  • Van a enfrentarse la Vida y la muerte, la misericordia y la destrucción, el mal y el bien.


2. El Señor, al verla, se compadeció de ella y le dijo: No llores más (v. 13)
 

  • De la ciudad sale el cortejo, que acompaña a la madre llorosa y desconsolada. Una multitud forma el cortejo del joven muerto. Toda ciudad produce sepulcros y todos los habitantes terminan allí.
  • En Naín (que significa: delicia), florece la vida, el jardín del paraíso donde reinan la vida y la alegría, según el proyecto del Creador. Es el signo que anticipa la resurrección de Jesús y la vida y el gozo que Él trasmite a los creyentes.
  • Jesús, como humano, se deja conmover por el llanto de la madre por su hijo único difunto. No llores más. Es el amor compasivo de Dios que se acerca al que sufre y hace todo lo posible por consolar y devolver la alegría. Ha muerto el hijo, pero está presente el que puede y da la vida.
  • Esta viuda nos representa a todos. Es una viuda, que ha perdido a su esposo. Privada de identidad y de todo derecho. Ni puede apoyarse en su hijo, porque está muerto. La humanidad, que pierde a Dios, queda en el desamparo total.
  • San Ambrosio ve en esta viuda a la Iglesia, que llora por sus hijos pecadores, alejados de la Vida y muertos por el pecado. Pero, ahí está Cristo para restituir a los pecadores al amor y al cuidado de la Iglesia.


3. Muchacho, a ti te digo: levántate (v. 14)
 

  • Lucas describe con detalle la actuación de Jesús en el proceso de la resurrección del joven:
    - el Señor se compadeció al ver a la mujer llorando (v. 13);
    - le dijo: No llores más (v. 13);
    - acercándose, tocó el ataúd (v. 14);
    - entonces dijo: Muchacho, a ti te digo: levántate (v. 14);
    - el muerto se incorporó y se puso a hablar (v. 15);
    - Jesús se lo entregó a su madre (v. 15).
     
  • Desde la actitud compasiva de Jesús, llega a realizar el milagro de la resurrección.
  • Lo más importante no es el hecho de la resurrección del joven. Es la actitud de Jesús que termina en un acto de vida para el hombre. Nuestro Dios se compadece del dolor humano y envía a su Hijo para acompañarnos en las situaciones dolorosas y darnos la fortaleza para sacar bien del mal.
  • Jesús no se contenta solamente con manifestar sus sentimientos. Termina dando vida. Es una fuerza total para la vida verdadera y gozo actual que supera el sufrimiento.
  • El joven resucitado comienza a hablar. Es la palabra y la comunicación, propias del ser humano, imagen de Dios. Dios es amor y el amor se realiza en la comunicación y comunión.
  • La entrega del hijo a la madre nos hace recordar también lo que narra el Evangelio de Juan: Mujer, ahí tienes a tu hijo (Jn 19, 26). Jesús nos confía a la protección de la Virgen María, Madre de la Iglesia, que nos da la vida, procedente del Resucitado.


3. MEDITA (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)
 

  • El Señor se acerca a mí, para darme la vida, su propia Vida. ¿Salgo a su encuentro?
  • El Señor viene a mí para consolarme con su presencia y su gozo: ¿Le recibo?
  • El Señor quiere verme resucitado y lleno de su Vida. ¿Me dejo contagiar?
  • El Señor quiere que sea portador de vida y esperanza hacia los marginados y desanimados. ¿Qué hago por ellos?


4. ORA (Qué le respondo al Señor)
 

  • Señor, sé y creo que Tú eres el Resucitado que me ofreces toda tu vida. Pero, mira cómo ando desfallecido, decaído y desesperanzado con frecuencia.
  • Espero de Ti que me grites, como al joven de Naín: Levántate. Y que esa Palabra resuene fuertemente en mi interior, me conmueva y así pueda seguirte como discípulo decidido hasta el fin.


5. CONTEMPLA
 

  • A Jesús en ese acercamiento al que está sin vida y a la que llora sin consuelo.
  • A Jesús, que viene a renovar nuestra vida, que nos regaló en el bautismo.
  • A mí mismo, que me dejo llevar por los signos de muerte y de pecado.
  • A mis hermanos, que me esperan para que les dé una palabra de ánimo y esperanza.


6. ACTÚA
 

  • En mis desánimos y decaimientos, recurriré a Jesús, para rogarle: Ten compasión de mí.
  • Rogaré a Jesús por tantas personas que viven su fe con apatía y desilusión.

    Recitamos:

    Con entrega, Señor, a ti venimos

    Con entrega, Señor, a ti venimos,
    escuchar tu Palabra deseamos;
    que el Espíritu ponga en nuestros labios
    la alabanza al Padre de los cielos.

    Se convierta en nosotros la Palabra
    en la luz que a los hombres ilumina,
    en la fuente que salta hasta la vida,
    en el pan que repara nuestras fuerzas;

    en el himno de amor y de alabanza
    que se canta en el cielo eternamente,
    y en la carne de Cristo se hizo canto
    de la tierra y del cielo juntamente.

    Gloria a ti, Padre nuestro, y a tu Hijo,
    el Señor Jesucristo, nuestro hermano,
    y al Espíritu Santo, que, en nosotros,
    glorifica tu nombre por los siglos.
    Amén.
     
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