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141. Jesús Se Aparece A Sus Discípulos
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio y le dice: - Paz con vosotros. Dicho esto les mostró las manos y el costado. Los discípulos se al


Por: P. Felipe Santos sdb | Fuente: Catholic.net



PALABRA DE DIOS:
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio y le dice: - Paz con vosotros. Dicho esto les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor. Jesús repitió: - Paz con vosotros. Como el Padre me envió, así os envío a vosotros. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: - Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados. Los discípulos le dicen a Tomás: - Hemos visto al Señor. El replicó: - Si no veo en sus manos la marca de los clavos y no meto el dedo por el agujero, si no meto la mano por su costado, no creeré. A los ocho días volvió de nuevo y les dijo: - Paz con vosotros. Después dijo a Tomás: - Mete aquí el dedo y mira mis manos; trae la mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo antes cree. Le dice el Señor: - Porque me has visto, has creído; dichoso los que creerán sin haberme visto (Juan 20. 19.29).

ENSEÑANZA

Migue le daba vueltas a los discípulos y a su desconcierto al ver al Señor resucitado.
¿Por qué tenían miedo, mamá?, - pregunta Estefanía.
Porque no habían recibido el Espíritu de Cristo resucitado. Una vez que lo recibieron, se les quitó el miedo para siempre. Lo veremos más adelante cuando la iglesia de Jesús comienza a nacer con sus seguidores.
¿Por qué era tan cabezota Tomás?
Porque no estaba allí cuando se apareció Jesús. No hacía caso a lo que decían los otros apóstoles. No se fiaba de ellos.
Migue le hace al padre esta pregunta: Papá, ¿no te parece que hoy hay muchos como Tomás en la vida?
Es cierto. La gente cree sólo en lo que palpan sus sentidos y lo que ven con sus propios ojos.
¿Sabes, hijo mío, lo que les suelo decir? No, dímelo.
Les digo lo siguiente: ¿Eres consciente del momento en que nacías de tu madre?
No, me responden.
Pero, ¿crees en tu madre y en sus palabras? Claro que sí. Pues si te fías de tu madre, igual sucede con Jesús.
El reproche que Jesús hace a Tomás tiene plena actualidad: "Dichosos los que crean sin haberme visto".
Esos somos nosotros y muchos millones más. Poco a poco, sobre todo cuando comió con ellos en el lago, se dieron perfecta cuenta de que no era un fantasma sino el mismo Jesús resucitado como se lo había dicho muchas veces ante de que sucediera.
DIALOGO: ¿ CREES POR LA FE O TIENES QUE TOCAR Y VER?

ORACIÓN

Señor, gracias porque te quiero y creo en ti aunque no te haya visto.



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