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Autor: | Editorial:



¡Eres catequista! Tu misión es transformar el mundo
Si tú has decidido y te has comprometido a ser un buen catequista, entonces:


* Ayudarás a que cada uno de tus alumnos descubra el amor de Dios en su vida, y haga del amor de Dios el motor de sus actitudes y acciones.


* Ayudarás a que en la vida de aquellos que sean sus alumnos, desaparezcan las crisis de fe, la ignorancia, la indiferencia y la apatía religiosa que debilitan enormemente a la Iglesia.


* Colaborarás a que Jesucristo se convierta en el centro, modelo y criterio de la vida de cada alumno, ayudándolo a conocerlo por el estudio completo y exigente de la doctrina católica, a amarlo por medio de la reflexión personal de las verdades de fe y a imitarlo por la vivencia de la fe y de un compromiso apostólico serio.


* Ayudarás a cada niño a descubrir, en un mundo regido por la indiferencia religiosa y el materialismo, un sentido diferente para su vida, brindándole una opción que definirá sus actitudes y convicciones, que le llevará a buscar la virtud y que iluminará todas sus acciones.


* Contribuirás a que la escuela católica y la parroquia se conviertan en verdaderos centros de la nueva evangelización, de formación de líderes cristianos comprometidos con Dios, con la sociedad y con la Iglesia.


* Colaborarás en la transformación en Cristo del corazón de cada uno de tus alumnos, logrando así la transformación de la sociedad de acuerdo al proyecto cristiano.


Tu misión : transformar el mundo. Esa es tu misión. Esos son los frutos de tu trabajo que el mundo, la Iglesia y el mismo Jesucristo esperan de ti.


Por esto, no cualquiera puede ser catequista. Se necesita que la persona elegida para ese puesto cumpla con ciertos requisitos o cualidades que harán que su labor sea eficaz dentro de la Iglesia.
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