El arzobispo de Madrid afirma que la libertad religiosa constituye “el núcleo y el emblema de todos los derechos humanos”


01/07/2009
El cardenal Antonio María Rouco Varela, Legado Pontificio de Benedicto XVI en Siria, transmitió el mensaje de Su Santidad al presidente de la República. En él, destacó cómo la comunidad cristiana no ha cesado de participar en estos dos mil años en la vida social y cultural de la nación


Según subrayó el cardenal, “como Enviado Pontificio es para mí un gran honor poder representar a Su Santidad el Papa Benedicto XVI y transmitirle su saludo más cordial con ocasión de la clausura de este Año Paulino, uno de cuyos centros fundamentales ha sido Damasco en Siria”.

Así, recordó que en esta ciudad san Pablo recibió el santo Bautismo y dijo que desde sus orígenes, “esta tierra ha sido protagonista del nacimiento y del desarrollo de la vida de numerosas comunidades cristianas”.

Afirmando que “la comunidad cristiana no ha cesado de participar en estos dos mil años, en modos diversos, en la vida social y cultural de la nación”, el cardenal Rouco hizo alusión a la visita de Juan Pablo II a Siria en 2001, donde enfatizó en la cooperación entre musulmanes y cristianos pues “la fe que profesamos, en efecto, no nos separa de las circunstancias que los hombres de nuestro tiempo están llamados a vivir, sino que nos empuja a colaborar con todos para instaurar una vida social en la que la libertad y la justicia fomenten concretamente el bien de la paz”.

Igualmente, aseguró que la fe “no es un obstáculo para una participación plena en la vida pública, sino que, por el contrario, constituye la fuente de una responsabilidad más consciente y capaz de actuar”.

Según explicó el cardenal, la libertad religiosa constituye “el núcleo y el emblema de todos los derechos humanos” y su defensa “es un campo privilegiado de colaboración y trabajo común entre cristianos y musulmanes”.